Son los sistemas respiratorio y cardíaco los que garantizan que se suministre la cantidad de oxígeno adecuada al cerebro humano. El proceso de la respiración lleva oxígeno a los pulmones. El sistema cardíaco bombea sangre a los pulmones, lo que permite que los glóbulos rojos recojan este oxígeno y lo transporten al cerebro.
El otro requisito esencial para la función celular cerebral es la glucosa/azúcar. Esto también debe transportarse a las células del cerebro a través del suministro de sangre.
La respiración dentro de las células del cerebro produce la energía esencial necesaria para la función cerebral y da como resultado la producción de CO2 y agua, que luego deben eliminarse, nuevamente, a través del suministro de sangre. Estos subproductos se excretan fuera del cuerpo a través de los pulmones o en forma de HCO3 a través de los riñones.
El sistema respiratorio, que permite que el aire entre en los pulmones, se extraiga el oxígeno y se elimine el dióxido de carbono, es esencial para la vida humana. El sistema circulatorio o cardíaco (el sistema que bombea sangre por todo el cuerpo y permite que estos elementos esenciales se transporten hacia y desde las células del cerebro) también es fundamental.
Cualquier interferencia con los sistemas respiratorio o cardíaco conduce rápidamente a la muerte.