Este libro está dirigido a ancianos y personas gravemente enfermas (y a sus familias). Este libro no está destinado a jóvenes ni a cualquier persona que padezca una enfermedad psiquiátrica o depresión. Como autores reconocemos que existe un pequeño riesgo de que este libro pueda ser mal utilizado por personas para quienes esta información es claramente inapropiada.
El riesgo de que información de esta naturaleza pueda ser mal utilizada fue un hecho reconocido por el “padre” del movimiento del derecho a una muerte digna, el ex periodista británico, Derek Humphry. Cuando Derek publicó por primera vez Final Exit en 1991, fue criticado por poner en peligro a los adolescentes suicidas de todo el mundo. Sin embargo, como él señalaría más tarde, las estadísticas de suicidio no pudieron demostrar el tan comentado “traspiés”. No ha habido aumento en la tasa de suicidios. Proporcionar información a la gente no la incita ni la alienta a morir. Y esta es una cuestión crucial.
Por el contrario, la información fiable y precisa permite a las personas tomar decisiones bien documentadas sobre sus propias circunstancias al final de la vida. Una buena información no solo debe evitar formas macabras y horribles de morir, como de un disparo o por ahorcamiento (las causas más comunes de suicidio en los EE. UU., el Reino Unido y Australia, respectivamente) sino que debería disipar los miedos. Quizás sea una paradoja. Al proporcionar a los ancianos y a quienes están gravemente enfermos el conocimiento que los empodera y los devuelve el control, estas mismas personas son más propensas a dejar de preocuparse y a seguir viviendo. La evidencia anecdótica de este efecto puede verse en todas y cada una de las reuniones de Exit. Los miedos son abordados y los participantes sienten que tienen el control.