Sin embargo, para algunas personas, la infección por el SARS- CoV-2 no se podrá contener y se trasladará al tracto respiratorio inferior, donde se pueden producir complicaciones más graves. Cuando la función pulmonar se ve afectada, las personas infectadas pueden experimentar dificultad para respirar y falta de aliento. Suelen necesitar terapia de oxígeno en el hospital.
No obstante, el daño pulmonar llega a ser tan grave que se forma un exudado líquido en los alvéolos de los pulmones, los niveles de oxígeno en la sangre disminuyen y la inhalación de CO2 (dióxido de carbono) ya no se puede eliminar de la sangre y esta neumonía potencialmente mortal puede conducir rápidamente a la muerte. La ayuda a la función pulmonar con ventilación mecánica activa, generalmente realizada en una unidad de cuidados intensivos (UCI) en el hospital, puede conseguir ganar tiempo para la recuperación. Pero esto no siempre tiene éxito. La muerte puede producirse como resultado de una insuficiencia respiratoria o del fallo de otros órganos esenciales.
Los más propensos a desarrollar estas complicaciones que ponen en peligro la vida a causa de la COVID son los ancianos, particularmente los hombres, y/o las personas que sufren “problemas de salud preexistentes” (por ejemplo, quienes sufren deficiencias en el sistema inmunitario, diabetes e hipertensión). Este es el grupo demográfico que suele buscar información sobre opciones para poner fin a su vida vida, que son miembros de Exit y/o que están suscritos a este Manual electrónico. El tipo de muerte que cabe esperar de la neumonía causada por la COVID-19 se describe a continuación.
Aunque la muerte por neumonía suele conocerse como “la amiga de los ancianos”, una muerte por neumonía causada por la COVID parece lejos de ser amable. Los conos de referencia de la neumonía original de William Osler en la edición de 1899 de su famoso texto Principle and Practice of Modern Medicine (“Principio y práctica de la medicina moderna”). En este emblemático libro, describe una muerte por