políticos a aprobar nuevas leyes (ver: http://bit.ly/NewsGoodall). Declaró claramente y con frecuencia que ya no podía hacer las cosas que quería. Debido a que su vista estaba desapareciendo, ya no podía realizar su investigación de campo de ecología en el monte australiano. Los esfuerzos de su universidad de excluirlo del campus, dos años antes, por constituir un “peligro para sí mismo” le habían causado una gran angustia (ver: http://bit.ly/DavidBBC). Ecologista de renombre mundial, David vio que su habilidad para hacer un trabajo significativo, escribir artículos académicos y supervisar a estudiantes de doctorado, se le escapaba.
Sin embargo, como muchos otros, lo que más temía David era tener que vivir en una residencia geriátrica. Recientemente se había caído en casa. Un contratiempo más podría verlo confinado en una residencia de ancianos. Así, dijo, no quería terminar sus últimos días. En cambio, David Goodall tomó la riendas del asunto.
“Uno debería tener la libertad de vivir el resto de su vida como desease” ... “Si uno elige suicidarse, pues es su decisión”. No creo que nadie deba interferir”.