el serio efecto secundario asociado a su sobredosis: la muerte. Particularmente cierto si las píldoras se tomaban con alcohol. Muchos famosos han muerto –algunos deliberadamente, otros por accidente– por una sobredosis de barbitúricos. Marilyn Monroe, Judy Garland y Jimmy Hendrix son unos pocos.
Los barbitúricos como drogas de abuso
En los años 60, la imagen de los barbitúricos sufrió todavía más cuando se vio que eran drogas que modificaban la conducta. Entonces se explotó el efecto depresivo de la droga. Ajustando bien la dosis se podía obtener un estado soporífero y tranquilo y por eso eran conocidas como “calmantes”. Como calmantes, los barbitúricos se mezclaban frecuentemente con “excitantes” como la anfetaminas. Este tipo de utilización trajo una serie de términos de lenguaje callejero para estas drogas como “Pink Ladies”, “Yellow Bullets”, “Peanuts” y “Dolls” (de la muñeca Barbie) (Mendelson, 1980).
Al disponer solo de un estrecho margen de seguridad en las dosis entre el deseado sueño, la euforia y la muerte, había un considerable peligro asociado a la prescripción de esas drogas. La Historia demuestra que perdieron el favor de la clase médica en cuanto aparecieron píldoras más seguras para inducir el sueño.
La aparición de somníferos no barbitúricos
El primer medicamento para dormir (las benzodiacepinas) fue el diazepam (Valium), disponible a principios de 1960. Estos medicamentos recibieron la bienvenida de la clase médica como alternativa segura a los comprimidos de barbitúricos. En aquel momento se recetaban numerosas formas de barbitúricos pero su uso declinó con la introducción de esas nuevas benzodiazepinas.