Documentos de instrucciones previas, representantes y COVID-19
A finales de 2019 y principios de 2020 apareció un virus para el que no se conoce ni cura ni vacuna. Este virus, llamado COVID-19, causa una muerte lenta por neumonía (y/o fallo multiorgánico). Las estadísticas globales hasta la fecha muestran que es una enfermedad que afecta de manera desproporcionada a los ancianos, aquellos con sistemas inmunes comprometidos y otros problemas subyacentes tales como enfermedad pulmonar, hipertensión y afecciones cardíacas asociadas, por nombrar algunos.
En los primeros meses de 2020, Exit experimentó un marcado aumento en la cantidad de lectores que se suscribieron a este libro debido a su propia vulnerabilidad al COVID. El virus nos tiene a todos preocupados. Ya hay informes de los medios de que el COVID causará la mayor recesión financiera de la historia. Desde abril de 2020, más de la mitad de la población del planeta está confinada en sus hogares, una de las pocas formas en que los expertos médicos saben que son efectivas para detener la propagación del virus.
Dada la gravedad de la pandemia, surgen preguntas importantes con respecto a la planificación del final de la vida, debido especialmente a la edad media de los lectores de este libro (75 años). La importancia de tener un testamento vital actualizado y de haber designado a un representante o apoderado en la época del COVID se puso de manifiesto en un artículo de opinión de marzo de 2020 del médico de cuidados intensivos de Toronto, Gordon Rubenfeld, en el periódico canadiense The Globe and Mail (ver: https://bit.ly/rubenfeld).
Tratando de enfatizar la importancia de un testamento vital, Rubenfeld escribió: