El método en cuestión implica una rápida reducción del suministro de oxígeno al cerebro (hipoxia cerebral):
• activando los barorreceptores carotídeos en el cuello • estimulando directamente los nervios vagos • bloqueando las arterias carótidas
Todo ello realizado simultáneamente.
El bloqueo de las carótidas se logra aplicando presión bilateral en el punto del cuello donde las dos arterias carótidas (izquierda y derecha) que llevan la sangre al cerebro, se dividen en las arterias carótidas internas y externas.
En este punto, los vasos carotídeos están rodeados por el recubrimiento carótido fibroso, que también contiene el vaso principal que retorna la sangre (vena yugular interna) y el importante nervio vago.
La “bifurcación carotídea” es donde se encuentra el importante sensor de presión barorreceptor/seno carotídeo. Este sensor controla la presión arterial en la sangre arterial hacia el cerebro y, mediante la respuesta a través del sistema nervioso, controla el gasto cardíaco del corazón. Los nervios involucrados son los nervios glosofaríngeo y vago, y el sistema simpático.
Una activación repentina del barorreceptor o la estimulación directa del nervio vago, puede incluso dar lugar a una “asistolia”, dejando el corazón de latir.
La presión sobre la bifurcación de la carótida tiene varios efectos importantes: 1. La constricción de la arteria por presión mecánica dificulta el flujo sanguíneo y, por lo tanto, el suministro de oxígeno al cerebro.