El método se basa en la naturaleza tóxica del gas sulfhídrico (H2S) y su fácil fabricación a partir de productos químicos caseros de fácil obtención sin restricciones. El sulfhídrico (comúnmente conocido como el “gas de huevo podrido”) es extremadamente tóxico si se inhala.
El mecanismo de acción es similar al del cianhídrico (capítulo 7) donde el gas se combina y destruye la función de las mitocondrias en las células vivas. El gas es tan tóxico como el cianhídrico y su pestilente olor, que se percibe incluso a la menor concentración, impide una exposición accidental al mismo.
Las concentraciones superiores al 0,1% (1.000 ppm.) llevan a la pérdida de consciencia y a una muerte rápida. La producción del gas en un espacio cerrado (con niveles por encima del 1%) causa una muerte cierta.
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