Antes de 2017, las muertes por exposición a azidas eran relativamente raras. Por lo general, se debían a accidentes de laboratorio o a la ruptura de un airbag. Desde 2017 se ha producido un rápido aumento en la utilización de esta sustancia para provocar una muerte por elección propia.
El psiquiatra y activista neerlandés Boudewijn Chabot, autor de Uitweg, ha proporcionado una serie de datos recopilados por el centro neerlandés de venenos (DPIC) que detalla unas 19 muertes acaecidas en este período. Exit agradece su ayuda.