A principios de 2012, el abogado del Reino Unido, Paul Bowen QC, contactó con Philip Nitschke como mandatario de Tony Nicklinson que sufría de Síndrome de cautiverio tras un infarto sufrido años antes. Ver: http://bit.ly/1KIEhqz
Tony y Paul deseaban saber si era posible construir una nueva máquina de la liberación que permitiese a Tony guiñar un ojo y recibir una dosis letal de gas. El doctor aprovechó la oportunidad y se puso a trabajar en una máquina para la eutanasia que pudiese ser manejada fácilmente por personas con poca movilidad. Se buscaba una máquina que produjera la muerte de forma fiable y apacible, sin requerir conocimientos especiales, y que pudiese ponerse en marcha pulsando un botón, por la voz o mediante