A finales de 2002, poco antes de cumplir 80 años, Lisette Nigot terminó con su vida. Inteligente y lúcida hasta el final, Lisette conocía bien su propia mente. Siendo una mujer súper independiente, no es de extrañar que desease el control de su muerte, como lo había tenido de su propia vida. En Mademoiselle and the Doctor lo explicó:
“No me gusta el deterioro de mi cuerpo... No me gusta no poder hacer cosas que era capaz de hacer... y no me gusta la discrepancia que existe entre la mente que sigue siendo lo que siempre fue y el cuerpo que se está deteriorando físicamente. Tal vez pierda las facultades mentales y no me gustaría nada. Y, ciertamente, mi cuerpo empeorará y con ello tampoco seré muy feliz. Así que puede ser que me vaya mientras todo aún esté bien”.
Mademoiselle Lisette Nigot
Cuando se hicieron públicos los detalles de la muerte de Lisette Nigot y de los Croft, muchos trataron de medicalizar estas situaciones. Se sugirieron una serie de enfermedades y afecciones como razones para la decisión de poner fin a sus vidas. Todo apoyado en la creencia de que la gente “bien” no se quita la vida. El entonces primer ministro australiano, John Howard, al comentar las acciones de Lisette Nigot, declaró: “Tengo la firme convicción de que no deberíamos estar alentando a buena gente a quitarse la vida. Estoy horrorizado”.
En Exit no alentamos a nadie, enfermo o sano, a quitarse la propia vida. Nosotros creemos, sin embargo, que la decisión