que puedan observarse de cerca y, ciertamente, no haya acceso a fármacos, gases o venenos ni a modificaciones mecánicas y estructurales tales como puntos de ahorcamiento, etc.
Entonces, ¿es posible? ¿Se puede acabar la vida de una manera fiable y en tales condiciones de confinamiento y vigilancia? Este capítulo describe un posible método útil. Depende de la técnica y requiere práctica y habilidad, pero se puede aprender. Y, en ciertas circunstancias, puede resultar extremadamente útil.
El espía de Corea del Sur, Park Chae-seo (también conocido como Black Venus -Venus Negra-), se refirió al método en cuestión en una insólita entrevista a los medios de comunicación. Comentó que como agente de espionaje trabajando en entornos peligrosos donde su descubrimiento podría llevar a ciertas torturas y ejecución, los agentes como él ya no llevaban píldoras para suicidarse -sustancias como el cianuro de sodio que podrían ingerirse rápidamente y causarían la muerte de forma inmediata si fuera necesario.
La característica principal de una píldora suicida en el contexto del espionaje siempre ha sido su posibilidad de llevarse escondida: pequeña de volumen, de acción rápida en la ingestión y, preferiblemente, sin antídoto disponible. Mientras que la fiabilidad era una consideración importante, ¡la serenidad no lo era! Park, sin embargo, afirmó en su entrevista que no se llevó tal píldora. Más bien, a los agentes como él se les enseñó a “suicidarse con sus propios dedos”.