El gas se produce de forma sencilla utilizando ingredientes fáciles de obtener. El método usualmente empleado consiste en añadir un ácido concentrado a un sulfuro inorgánico. Por ejemplo, añadiendo ácido clorhídrico (muriático o salfumán) a sulfuro cálcico se consigue una rápida producción del gas.
2HCl + CaS -> H2 S + CaCl
El sulfuro, que se utilizó en el pasado para una oleada de suicidios acaecida en Japón, era conocido como “sulfuro para el baño” un producto que se añadía al agua del baño para usos terapéuticos. En los países occidentales donde hay poco interés por los baños sulfurosos, la fuente más común de sulfuros es el sulfuro cálcico, fácil de obtener, porque es usado en solución acuosa como fungicida e insecticida por los jardineros domésticos. Siendo su ingrediente mayoritario el polisulfuro cálcico (CaSx).
La adición de un ácido fuerte al sulfuro de calcio líquido en un cubo de plástico da una copiosa producción de gas sulfhídrico. Entre los ácidos comunes que generan el gas se halla el ácido clorhídrico (HCl) ya mencionado disponible en las ferreterías, utilizado para limpiar pavimentos, obra vista, inodoros o como producto químico para rebajar el pH del agua de las piscinas. Un ácido alternativo que puede utilizarse es el sulfúrico (H2SO4) (ver capítulo 6) que se emplea en las baterías de ácido y plomo de los vehículos.