Otra dificultad con los opiáceos es el rápido desarrollo de tolerancia cuando la droga se toma durante un cierto tiempo. En cuestión de días, la morfina que inicialmente tenía un poderoso efecto sobre el dolor puede convertirse en casi inefectiva.
Para obtener el mismo alivio del dolor hay que aumentar la dosis. Si se toman estas drogas durante períodos prolongados, pueden ser precisas dosis grandes para proporcionar un control adecuado del dolor. Las dosis requeridas son tan grandes que de haber sido tomadas antes de desarrollar su tolerancia, la muerte pudiera haber sido el resultado.
Es este desarrollo de tolerancia y su rápida pérdida al dejar de administrar la droga, lo que a menudo lleva a una muerte accidental a las personas que se autoadministran opiáceos, especialmente heroína. Si hay un descanso en su administración y se pierde la tolerancia adquirida, un reinicio repentino puede constituir una sobredosis fatal.
El antídoto de los opioides
Otra importante consideración para alguien que esté pensando en utilizar opioides para terminar con su vida es la pronta disponibilidad de un eficaz antídoto de acción rápida: la naloxona. La naloxona compite con los opioides por los receptores en el cerebro, desplazando cualquier opioide presente. La naloxona puede revertir rápidamente los efectos de la droga. Las personas cercanas a la muerte por insuficiencia respiratoria provocada por una dosis letal de opioides pueden ser reanimadas rápidamente inyectándolas naloxona (o por pulverización nasal).
Muchos abogan por una política de fácil acceso a la naloxona nasal para abordar los problemas de sobredosis con opioides ilegales.