En 1974 ambos perdimos a nuestras parejas a quienes amábamos profundamente. Durante dos años y medio Marjorie se recluyó con su dolor y Sid se volvió alcohólico. No nos gustaría pasar de nuevo por esa traumática experiencia. En consecuencia, decidimos que queríamos irnos juntos.
No tenemos hijos y nadie a quien tener en cuenta.
Hemos dejado instrucciones para ser incinerados y que nuestras cenizas sean mezcladas. Sentimos que de esa manera vamos a estar juntos para siempre.
Por favor, no os sintáis tristes o lloréis por nosotros. Sentiros contentos en vuestros corazones como hacemos nosotros.
Sidney y Marjorie Croft
Los Croft son la faceta íntima de un sentimiento cada vez más común entre una minoría de personas mayores, es decir, que una buena vida debe ser capaz de ser culminada con una buena muerte, cuando y si una persona lo desea. Sugerir, como muchos en la profesión médica han hecho, que los Croft estaban deprimidos es trivializar y menospreciar sus actos.
Otra persona que evocó este fenómeno del “cansancio de vivir” fue la licenciada retirada francesa Lisette Nigot. En 2002, Lisette Nigot también se quitó la vida consumiendo drogas letales que había almacenados durante años. ¿La razón de Lisette para morir? Ella dijo que no quería cumplir 80 años.
Lisette Nigot insistió en que había llevado una vida plena y buena. Dijo haber sabido siempre que no querría llegar a ser demasiado vieja. “No me gusta hacerme vieja”, dijo a la cineasta Janine Hosking en cuyo documental Mademoiselle and the Doctor registró los últimos meses de su vida.