ción contra incendio en la propiedad, no están considerados como un sustituto de sprinklers (rociadores automáticos – protección activa) u otros sistemas de extinción automáticos o manuales (hi- drantes, estaciones de manguera). Pero se pueden considerar como vigilancia permanente o protección pasiva. “Los equipos automáticos para la
detección de incendio generalmente consisten en detectores de incendio, central de control y aparatos de alarma. Cada equipo ha de seleccionarse cuida- dosamente por personal experimentado, considerando las condiciones en qué ha- brá de operar”, señaló. Por lo que afirmó que en México y
Latinoamérica en general falta la gestión y administración de riesgos en la indus- tria, en general basada en un análisis costo-beneficio realizada por responsa- ble de seguridad con el cual se muestre a la alta gerencia la necesidad de contar no sólo con sistemas de detección de humo sino con una protección integral.
TIPOS DE DETECTORES
Sobre el tema de detectores de incendios, Gerardo Rodríguez González, gerente de proyectos y soporte técnico en Came México, explicó que se debe hacer un análisis de riesgo en el lugar a resguardar. En primer lugar, se deben considerar as- pectos como el tipo de materiales que se encuentran presentes en dicho recinto y cómo combustionan cada uno de ellos para saber qué tipo de partículas se van a liberar en el ambiente. También es pre- ciso considerar el tiempo de detección y en qué áreas se busca un aviso temprano. En este sentido, comentó que existen
detectores de temperatura, de humo, de flama y aquella detección basada en la videovigilancia gracias al análisis in-
teligente de video desarrollado hoy en día y también a la ayuda de las cámaras térmicas. Cada uno de estos detectores actúan en función de las etapas de desa- rrollo del fuego:
Detectores de temperatura o de
calor: son los de menor sensibilidad y actúan en la última etapa de desarrollo del fuego. Pueden ser térmicos o termo- velocimétricos. Los primeros reaccio- nan a una determinada temperatura y los otros cuando la temperatura se in- crementa rápidamente.
Detectores de llama o flama: se
basan en la radiación procedente del in- cendio. De esta forma, detectan radiación ultravioleta, infrarroja o una combina- ción de ambas. Están recomendados para zonas exteriores o para lugares donde se pueda propagar rápidamente un incendio con llamas. Sólo se deben utilizar en lu- gares cerrados o sitios no expuestos fre- cuentemente al tipo de luz que detectan.
Detectores de humo: identifican las
partículas en el ambiente. Pueden ser iónicos y ópticos. Al ser considerados de uso general por detectar incendios sin llamas son los más extendidos y debido a las diversas tecnologías serán tratados a detalle más adelante.
Detectores de gas: algunos autores
señalan la clasificación de este tipo de detectores (que no son utilizados con frecuencia) como capaces de percibir los gases producidos de acuerdo al com- bustible del fuego. Por ejemplo, pueden detectar la presencia de dióxido de car- bono, monóxido de carbono, cianuro de hidrógeno, sulfuro de hidrógeno y fluo- ruro de hidrógeno.
Detector óptico de humos
Detector Iónico
TIEMPO
Incubación humos invisibles pequeña radiación energía
Orden de horas Humos visibles Horas o minutos Llamas Minutos o segundos
Detector óptico de llamas
Detectores térmicos
De esta manera, cuando se prevea que pueden originarse
fuegos de evolución lenta: con mucho humo, poca emisión de calor y escasas llamas es conveniente instalar un detector de humo. Si hay peligro de que el incendio se propague de forma rápida: con gran cantidad de calor y grandes llamaradas, se de- berán utilizar detectores térmicos, de llamas o la combinación de ambos tipos, con el fin de que el fuego ocasione el menor daño posible, explicó el consultor y asesor de sistemas de de- tección de incendio y seguridad electrónica.
DETECTORES DE HUMO
Gerardo Rodríguez señaló que vulgarmente estos detectores son denominados de humo, pero en realidad son detectores de partículas. De acuerdo al material que esté en proceso de combustión se puede generar un fuego limpio, flama donde se puede generar humo no tan denso y no tan visible, y fuego sucio o sin flama, aquél con mucha combustión; sin embargo en ocasiones no sube tan rápidamente. No obstante, desde que inicia la combustión se empiezan a
desprender partículas en el ambiente y antes de que sea visible por el ojo humano ya está presente lo que se conoce como humo invisible. Estos detectores pueden clasificarse depen- diendo el método según trabajen:
1. Fotoeléctricos u ópticos: trabajan por medio de un haz de luz que brilla a través suyo en una fotocélula sensible a la luz, funcionan mejor en incendios latentes (humos visi- bles). Se basan en la absorción de luz por los humos en la cámara de medida (oscurecimiento) o también en la difu- sión de luz por los humos (efecto Tyridall). Están compuestos por un emisor y un receptor, detectan
el humo mediante los efectos que éste ocasiona sobre la luz. Pueden ser de dos tipos, según detecten el humo: por oscu- recimiento de la luz o por reflexión de una luz infrarroja. Son de construcción muy complicada (más que los ió-
nicos) ya que requieren una fuente luminosa permanente o bien intermitente, una célula captadora y un equipo eléctrico muy complejo. El efecto perturbador principal es el polvo.
2. Cámara de ionización o iónicos. Son detectores especial- mente sensibles; pero actualmente su uso ha disminuido. Pueden detectar partículas que son demasiado pequeñas para influir en la luz. Funcionan por sensibilidad a la hu- medad, la presión atmosférica y las partículas suspendidas en el aire. Reaccionan de forma rápida si hay humo y son más económicos que los de tipo fotoeléctrico. Éstos detectores trabajan cuando ionizan moléculas del
aire al entrar en la cámara. La corriente eléctrica fluye entre dos placas dentro de ésta. Una vez que los productos de la combustión (o el humo) entran en la cámara, se conectan los iones y causan la interrupción de la corriente. Funcio- nan mejor para los fuegos llameantes.
De acuerdo con Martín Flores, los detectores de humo res-
ponden más rápidamente a los incendios y son más adecua- dos para la protección de grandes espacios abiertos porque el humo no se disipa con tanta rapidez como el calor en un sitio de las mismas dimensiones. “Los detectores térmicos son los más lentos de respuesta,
debido a que el calor generado por pequeños fuegos tiende a disiparse rápidamente; por lo que tienen su mejor aplicación en la protección de espacios confinados o directamente a las distancias recomendadas o con separaciones inferiores para obtener una respuesta más rápida”, explicó.
CONTRA INCENDIOS 65
TEMPERATURA
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