Frente a ello, surge la necesidad de
abordar los procesos de análisis de ope- raciones con indicios de riesgo con base en una metodología homogénea y con herramientas que no sólo sirvan para el aseguramiento de la calidad en el proce- so, sino también para su optimización. Debemos tener en cuenta que las reglas de calidad y orientación a la mejora con- tinua constituyen criterios de valor que no se deben perder de vista, y más allá de ser practicados por todo el equipo de la unidad de cumplimiento, que el modelo de gestión en cuanto a su arquitectura debe responder a un diseño que capture la dinámica de los comportamientos ob- servados; además de estar sistematizado para retroalimentar el proceso en su conjunto y contar con una consistencia técnica basada en estándares internacio- nalmente validados.
DEMANDA DE ACTIVIDADES DE ANÁLISIS DE
OPERACIONES INUSUALES
Por lo general son las herramientas automáticas de detección de operacio- nes inusuales las que aportan el mayor caudal de casos que deben ser objeto de análisis en la unidad de cumplimiento, en tanto que las alertas que se levantan originadas por otras fuentes; no obstan- te ser en ocasiones cualitativamente más importantes en números, no resultan ser significativas. Ahora bien, el análisis de los casos y
la toma de decisiones respecto del riesgo implícito en una operación exigen con- tar con una herramienta con capacidad para procesar un conjunto integral de datos de manera sistematizada, facili- tando el ejercicio de descarte bajo un ambiente de certeza. Sólo así es posible abordar con efi-
ciencia los casos que presentan defectos de naturaleza sustancial, tales como los “falsos positivos”, así como también mi- nimizar los errores de apreciación por sesgo o subestimación por rutina, rele- vando rápidamente aquellos casos que sí demandan de una atención adicional. Por otra parte, basándonos en un
marco conceptual y metodológico claro, el proceso debe facilitar la atención so- bre aquellos casos de mayor relevancia, trazando para ello umbrales de aceptabi- lidad que pueden estar sujetos a criterios cualitativos o cuantitativos; pero que en suma deben ser eficaces para sustentar objetivamente la decisión de reportar o archivar un caso. En ese orden de ideas, no sólo cobra
importancia el contar con un método de abordaje que asegure un manejo cohe- rente de la carga procesal, sino también,
con una herramienta que permita arri- bar a una valorización concreta del nivel de riesgo o grado de exposición asociado a los comportamientos inusuales obser- vados.
DESARROLLAR EL ENFOQUE METODOLÓGICO
Los objetivos que debe perseguir cual- quier metodología, como mínimo, debe- rían ser los siguientes:
· Homologar el proceso de análisis de operaciones inusuales o con indicios · de riesgo.
tar sistemas de administración de riesgo de lavado de activos y financiamiento del terrorismo, conocida como SARLAFT. En torno a ello, alinearemos los facto-
res de riesgo que menciona esta norma y otros factores que a juicio de experto añaden valor al proceso, clasificándolos en orden al componente del riesgo al que pertenecen:
· Factores de riesgo asociados a la ame- · naza de lavado de activos.
Comportamiento transaccional ob- · servado.
· Condición del cliente o usuario.
Características del territorio de ori- · gen o destino de las operaciones.
Actividad inusual registrada ya sea di- · recta o de relación.
Factores de riesgo asociados a la vul- · nerabilidad del sujeto expuesto.
· Productos y servicios utilizados.
Canales o puntos de distribución por donde se comercializa el producto.
A partir de este despliegue podemos
agregar subfactores como por ejemplo, tratándose del factor “comportamiento transaccional observado”: tipo de mo- neda, medio de pago, importes men- suales o anuales. Y a cada uno de ellos darle un puntaje y una ponderación que puede variar acorde a la realidad de cada entidad. Como resultado de ello, tendremos
Establecer la relevancia de una ope- ración o conjunto de operaciones con base en una evaluación multifactorial de las variables asociadas al riesgo de lavado de activos y financiamiento del · terrorismo (LAFT).
Establecer criterios uniformes y es- tructurados para el análisis de los ca- · sos a cargo de los analistas.
Minimizar los errores de sesgo en la apreciación del riesgo durante el pro- ceso de descarte de los casos que por sus características pueden ser deno- · minados “falsos positivos”.
Optimizar el proceso de análisis de operaciones impactando en una dis- minución del gasto operativo.
Es importante que la construcción
metodológica que se desarrolle se sus- tente en algún estándar. En este caso, to- maremos como referencia dos corrientes que nos parecen interesantes. Una de ellas es el Estándar de Gestión de Riesgos ISO 31000:2009 y la otra es la norma colom- biana que fija la obligación de implemen-
* Acerca del autor
- Orlando López Jimeno es subgerente en la Asociación de Bancos del Perú. Si desea conocer más acerca del autor, consulte su CV:
seguridadenamerica.com.mx/colaboradores.php
ADMINISTRACIÓN DE LA SEGURIDAD 107
un proceso uniforme que obligará a los analistas a enfocarse sobre las pie- zas clave previamente definidas para, a partir de ahí, hacer una valorización objetiva del riesgo implícito en un expe- diente de análisis que como recomen- dación deberá ser validado en un plano subjetivo por algún analista o sometido a una apreciación intersubjetiva con participación de otro analista que reali- ce un control cruzado, asegurando con ello la calidad e integridad del proceso y disminuyendo desde luego la incerti- dumbre que usualmente rodea al archi- vamiento o finalización de una alerta de operación inusual. n
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