EDITORIAL C


on la finalidad de brindar una mejor seguridad pública, los gobiernos de diferentes países han puesto en funcionamiento los sistemas de videovigi- lancia urbana en ciudades, estados, municipios o provincias, como parte de su estrategia para ofrecer más seguridad a sus habitantes.


La implementación y uso del sistema ha tomado fuerza en los últimos años en


todo el mundo, especialmente en países de Europa, Asia y América Latina. Algunas ciudades iniciaron hace varias décadas la adaptación de cámaras para vigilar las calles y en la actualidad, sobre todo las más grandes, ya cuentan con un sistema de videovi- gilancia. La instalación de cámaras en las calles de Londres, Inglaterra, comenzó en la dé-


cada de los ochenta. En 1993, la explosión de un camión-bomba por el Ejército Re- publicano Irlandés -Irish Republican Army-, IRA, fue clave para que las autoridades tomaran la decisión de blindar de una forma nunca antes vista las entradas del distri- to financiero. Lo llamaron el ring of steel (anillo de acero) y desde entonces el número de cámaras apuntando a la vía pública no ha hecho más que crecer. El anillo de segu- ridad fue drásticamente ampliado en el 2003 porque de acuerdo a las autoridades, la amenaza de un ataque terrorista se había vuelto inevitable. De acuerdo con cifras publicadas en el diario El País, durante 2010 en Londres se


logró la captura 2 mil 512 delincuentes gracias a la ayuda del sistema de videovigi- lancia. Sin embargo, tras el incremento constante de cámaras en la ciudad, pues tan sólo en el área comercial de Oxford Street en 2011 se registraron 35 cámaras perte- necientes al Gobierno, los ciudadanos han expresado su preocupación por perder la privacidad. La instalación de cámaras de vigilancia en China también ha creado polémica


dentro de su población ya que algunos sectores argumentan que el Gobierno intenta intimidar y monitorear a disidentes políticos y religiosos. A través de un comunicado, la empresa Bain Capital, quien adquirió la división de videovigilancia de Uniview Technologies -el proveedor más grande del programa Ciudad Segura de ese país-, indicó que las cámaras son utilizadas para el control de crimen y no para la represión política. En el caso de los países latinoamericanos, la tendencia de la videovigilancia es de


continuo crecimiento. Lo podemos observar en México y Brasil, países en los que se han construido centros de monitoreo dotados de la más alta tecnología. En México se encuentra el C4 inaugurado en el Distrito Federal a finales del 2011,


desde donde se monitorean las 13 mil cámaras que vigilan la ciudad capital del país. Brasil cuenta con un centro de monitoreo localizado en Copacabana. El diseño del sistema estuvo a cargo de IBM. El fin de estos dos centros no es sólo monitorear las cámaras instaladas, sino tam-


bién ser un centro de mando a través del cual se pueda responder de manera organi- zada y estratégica a desastres naturales, accidentes o hechos criminales. Debido al crecimiento de la videovigilancia como estrategia de seguridad y la im-


portancia que los gobiernos le están dando en diversos países del mundo, Seguridad en América presenta en esta edición las opiniones de diferentes especialistas en el tema, quienes plantean los pros y contras de la videovigilancia urbana, explican cuá- les son las condiciones idóneas para la instalación de este sistema y la importancia de una estrategia de seguridad pública para que el objetivo de proteger a la ciudadanía, se cumpla.n


EN NUESTRA PRÓXIMA EDICIÓN ENCONTRARÁ:


1 Especial: Tendencias y Nuevas Tecnologías. 2 Reporte de Seguridad Privada 3 Nuevas Tendencias en Seguridad para Redes. 4 Recomendaciones de Seguridad en la Cadena Logística.


6 www.seguridadenamerica.com.mx


Page 1  |  Page 2  |  Page 3  |  Page 4  |  Page 5  |  Page 6  |  Page 7  |  Page 8  |  Page 9  |  Page 10  |  Page 11  |  Page 12  |  Page 13  |  Page 14  |  Page 15  |  Page 16  |  Page 17  |  Page 18  |  Page 19  |  Page 20  |  Page 21  |  Page 22  |  Page 23  |  Page 24  |  Page 25  |  Page 26  |  Page 27  |  Page 28  |  Page 29  |  Page 30  |  Page 31  |  Page 32  |  Page 33  |  Page 34  |  Page 35  |  Page 36  |  Page 37  |  Page 38  |  Page 39  |  Page 40  |  Page 41  |  Page 42  |  Page 43  |  Page 44  |  Page 45  |  Page 46  |  Page 47  |  Page 48  |  Page 49  |  Page 50  |  Page 51  |  Page 52  |  Page 53  |  Page 54  |  Page 55  |  Page 56  |  Page 57  |  Page 58  |  Page 59  |  Page 60  |  Page 61  |  Page 62  |  Page 63  |  Page 64  |  Page 65  |  Page 66  |  Page 67  |  Page 68  |  Page 69  |  Page 70  |  Page 71  |  Page 72  |  Page 73  |  Page 74  |  Page 75  |  Page 76  |  Page 77  |  Page 78  |  Page 79  |  Page 80  |  Page 81  |  Page 82  |  Page 83  |  Page 84  |  Page 85  |  Page 86  |  Page 87  |  Page 88  |  Page 89  |  Page 90  |  Page 91  |  Page 92  |  Page 93  |  Page 94  |  Page 95  |  Page 96  |  Page 97  |  Page 98  |  Page 99  |  Page 100  |  Page 101  |  Page 102  |  Page 103  |  Page 104  |  Page 105  |  Page 106  |  Page 107  |  Page 108  |  Page 109  |  Page 110  |  Page 111  |  Page 112  |  Page 113  |  Page 114  |  Page 115  |  Page 116  |  Page 117  |  Page 118  |  Page 119  |  Page 120  |  Page 121  |  Page 122  |  Page 123  |  Page 124  |  Page 125  |  Page 126  |  Page 127  |  Page 128  |  Page 129  |  Page 130  |  Page 131  |  Page 132  |  Page 133  |  Page 134  |  Page 135  |  Page 136  |  Page 137  |  Page 138  |  Page 139  |  Page 140  |  Page 141  |  Page 142  |  Page 143  |  Page 144  |  Page 145  |  Page 146  |  Page 147  |  Page 148  |  Page 149  |  Page 150  |  Page 151  |  Page 152  |  Page 153  |  Page 154  |  Page 155  |  Page 156  |  Page 157  |  Page 158  |  Page 159  |  Page 160  |  Page 161  |  Page 162  |  Page 163  |  Page 164