SEGURIDAD PRIVADA
- Mantener a sus hombres bien infor- mados dentro de lo que permite el principio de compartimentación de la información.
- Verificar siempre si las órdenes han sido bien comprendidas, ejecutadas y fiscalizadas.
- Inspirar el profesionalismo, el espíritu de equipo, respeto y confianza en sus subordinados.
- Tomar decisiones en el momento adecuado y de manera acertada.
- Asumir responsabilidad por sus actos. - Nunca pedirle a su equipo aquello que esté por encima de su capacidad.
- Convertirse en un verdadero ejemplo de aquello que espera de sus subordi- nados.
Algunas de las actividades que debe des- empeñar cotidianamente un buen su- pervisor de seguridad son:
- Ejercer un control rígido sobre aque- llos que se encuentran bajo su super- visión directa.
- Verificar las condiciones generales en los puestos de servicio.
- Mantener un registro completo y actualizado de los puestos de servi- cio bajo su supervisión/fiscalización, donde aparezcan datos como: nom- bre y dirección del puesto, teléfonos del puesto, nombres y teléfonos de los responsables con los que debe comunicarse en caso de emergencia, nombres de los guadias de seguridad, cantidad, tipo y número de serie del armamento, cantidad de municiones, qué otros equipos hay en los puestos de servicio, así como cualquier otro detalle que se considere oportuno.
- Inspeccionar los servicios de seguri- dad prestados.
- Desarrollar un análisis de los riesgos de seguridad en los puestos de servicio.
- Determinar qué posición debe ocu- par cada vigilante e indicarle cómo debe actuar en su trabajo cotidiano y en casos de emergencia.
- Elaborar procedimientos sobre cómo actuar en casos específicos.
- Crear y hacer cumplir las órdenes de servicio.
- Entrenar a los vigilantes -si es posi- ble diariamente- en las órdenes de servicio y cualquier procedimiento pertinente a la seguridad del puesto de servicio. Asegurarse de que las co- nocen y las cumplen.
- Mantener en los puestos de servicios archivos actualizados que contengan las órdenes de servicio, manuales téc- nicos, oficios o comunicados emiti-
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dos o recibidos, libros de registro de incidentes, planillas de control, etc., esclareciendo a los subordinados que tales documentos son “informaciones de carácter reservado”, cuyo conteni- do no debe darse a conocer a ninguna persona ajena a la labor de seguridad.
- Instruir y motivar a los profesiona- les bajo su mando para desempeñar la actividad de seguridad. Tratar de compensar las deficiencias técnicas de los individuos a través de confe- rencias, cursos, etc.
- Utilizar el formulario apropiado o, si éste no existe, dejar constancia deta- llada por escrito al registrarse cual- quier incidente en las operaciones.
- Tratar de ser claro, preciso y minu- cioso en la explicación de los datos importantes. No olvidar que el regis- tro de incidentes y los reportes cons- tituyen documentos legales de alto valor jurídico. De ahí la necesidad de redactarlos correctamente.
LA SEGURIDAD: UNA INVERSIÓN
Cambiar la idea negativa que la mayoría de las personas tienen de la seguridad, incluyendo muchos “profesionales” de nuestra industria, es uno de los mayores y principales desafíos del supervisor. Mucho se habla sobre la seguridad
como una carga financiera para las em- presas, que genera gastos sin retorno. Nada más falso. Es función del supervisor hacerles comprender, tanto a los clientes como a los guardias, la importancia de la actividad de seguridad como medio indis- pensable para la realización de los objeti- vos de toda institución o empresa.
* Acerca del autor
- José Luis Rojo y Arabi, CPP, CPO, DSE, es presidente de la Asociación Nacional de la Industria de la Seguridad (ANAINSE). Si desea conocer más acerca del autor, consulte su CV en:
seguridadenamerica.com.mx/colaborador
Hace falta
instituir una Cámara
Nacional de Seguridad Privada
que tenga
interacción con las
diversas autoridades
para regular a este sector
Ninguna organización puede pres-
cindir de la seguridad o de la tranquili- dad que ella representa o proporciona. Ésta exige de inversiones de todo tipo, sumamente necesarias, y no pueden ser evaluadas según los parámetros tradi- cionales de liquidez. Quien piensa en economizar reduciendo la seguridad, asume riesgos a veces inimaginables. El retorno de las inversiones en el
campo de la seguridad se procesa de for- ma indirecta y puede verse en aspectos como la mayor afluencia de público a un centro comercial, la disminución de las estadísticas de robo y hurto dentro del ambiente laboral, el aumento del rendi- miento de una determinada institución financiera en comparación con otra que sufre constantes asaltos, y el ejecuti- vo que, protegido por buenos escoltas, puede dedicarse por entero a las activi- dades de negocio. En resumen, la supervisión en se-
guridad debe caracterizarse por el res- peto a la dignidad humana, debe tener en consideración la complejidad de los individuos, sus diferencias y limita- ciones en lo f ísico, intelectual y moral. Podemos decir, generalizando, que el buen supervisor es aquel cuya autoridad emana de su propio ejemplo, habilidad, conocimiento técnico, capacidad de eje- cución, y se basa en el elevado patrón de disciplina y eficiencia que se exige a sí mismo y a sus subordinados. Es el pro- fesional que consigue que las personas bajo su mando realicen las tareas más dif íciles, motivados muchas veces tan solo por la admiración, la confianza y el ejemplo. Los empresarios de seguridad priva-
da que estamos dentro de lo que esta- blecen las leyes y diversas disposiciones, tenemos que unirnos, principalmente en la forma de operar y en la calidad de los servicios que se ofrezcan. Este puede ser el primer paso para alcanzar otros logros que permitan posicionar nuestra actividad como parte de una industria confiable. n
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