Una vez que hayas reducido tus emisiones al máximo posible, compénsalas. En
ocasiones la compensación está considerada como una cuestión polémica y compleja,
Algunos dicen que la compensación es una forma de librarse de responsabilidad y que des-
motiva a aquellos que pueden permitirse pagar por sus pecados climáticos, los cuales son
- en muchas ocasiones - los que causan un mayor impacto sobre el medio ambiente. En
consecuencia, permanecen las estructuras intensivas en energía, se otorga un menor apoyo
a las innovaciones respetuosas con el medio ambiente, y no se producen cambios en las
pautas de comportamiento. Por otro lado, la neutralidad climática es difícilmente realizable
sin la opción de la compensación. Y finalmente, a la atmósfera no le preocupa tanto de
dónde provienen las emisiones de GEI. Entonces, dado que para ciertas actividades como
la aviación o la producción de cemento no se avista ninguna solución de reducción de emis-
iones a gran escala en un futuro cercano, sería una buena idea emplear el dinero generado
por dichos negocios para ayudar a otros sectores con tecnología eficiente, pero con menores
posibilidades financieras. También permite difundir las posibilidades de neutralidad climática
a aquellos que no disponen de los recursos necesarios. Bajo la premisa: “comienza por reducir
aquello que puedas, después compensa el resto”, se combinan diferentes aspectos con la
finalidad de producir los máximos beneficios para todas las partes involucradas.
pero puede ser una opción válida.
Piensa también sobre aquello que te resultará más fácil hacer - lo que no quiere
decir que podrás hacerlo todo fácilmente, probablemente no sea así - porque
quizás tenga más sentido comenzar con las etapas más sencillas antes de lan-
zarte a otras más ambiciosas. Es relativamente más fácil, por ejemplo, empren-
der ciertas acciones que sólo te afectarán a ti; menos fácil será ejercer una ac-
ción que vaya a repercutir sobre tus empleados, accionistas o electores. Será
siempre más fácil actuar cuando eres beneficiario de algún tipo de apoyo: si tu
gobierno anima a los ciudadanos a producir energía renovable pagándoles por
el excedente que puedan aportar a la red eléctrica nacional, estarás obviamente
tentado a tomar este camino. Pero si, por el contrario, existe poco apoyo especí-
fico a las energías renovables, sentirás que es un paso que no merece la pena
dar hasta que las cosas cambien.
Comienza por las posibilidades gratuitas y prepárate para las opciones más caras
después. Si piensas que deberías reemplazar el sistema de transporte público de
tu ciudad con vehículos menos contaminantes pero no sabes cómo lograrlo, en-
tonces encamínate hacia algo que puedas costearte y que te llevará en la misma di-
rección: alentando al desplazamiento en bicicleta, quizás, haciéndolo más seguro
en las calles, o integrando los diferentes sistemas de transporte urbano, de forma
que un mismo ticket sea válido para el autobús, tranvía, tren y metro (y si esto
parece más que obvio, todavía es una atrevida innovación para los planificadores
urbanos en algunos países industrializados).
DEJE EL HÁBITO el CiClo : ACtÚA 81