Junto al C40, la Clinton Climate Initiative propuso formar sociedades con los vende-
dores para rebajar la producción y el coste del transporte y, por lo tanto, reducir
los precios. Las categorías clave de estos productos incluyen materiales, sistemas y
control de construcción, iluminación urbana y del tráfico, autobuses y camiones de
eliminación de residuos, y sistemas de aprovechamiento energético de los residuos.
El ICLEI (Gobiernos Locales por la Sustentabilidad) organiza la campaña por la Pro-
tección Climática de las Ciudades (Cities for Climate Protection o CCP). Esta campaña
apoya a las ciudades a la hora de adoptar políticas e implementar medidas cuantifi-
cables para reducir las emisiones locales de gases de efecto invernadero, mejorar la
calidad del aire y aumentar la habitabilidad y la sostenibilidad urbana. Más de 800
gobiernos locales participan en esta campaña, integrando la mitigación del cambio
climático en sus procesos de toma de decisiones. Menciona cinco hechos notables
que ayudan a los gobiernos locales a comprender cómo las decisiones municipales
influyen en el uso de la energía y cómo emplearlas para mitigar el cambio climático
global, a la vez que se mejora la calidad de vida de la comunidad. Al igual que la
propuesta genérica de Gestión Medioambiental, la metodología de esta campaña
proporciona una manera simple y estandarizada de actuación para la reducción y
control de emisiones de GEI.
PAÍSES
Las decisiones tomadas a nivel nacional pueden influir y motivar a res-
ponsables de la comunidad internacional, pero también a nivel individual.
Además, pueden tener un profundo efecto en las emisiones de GEI y en los
hábitos de consumo y producción. Mientras que las ciudades están en una
mejor posición para motivar a sus ciudadanos y despertar su entusiasmo, los
países tienen el poder de inducir cambios esenciales. Una forma de motivar
a los habitantes es ofrecerles la oportunidad de ahorrar dinero y, aún así, no
todos los gobiernos han explotado el potencial del sistema de impuestos para
enfocar el comportamiento hacia hábitos más ecológicos. Los gobiernos pue-
den, por ejemplo, introducir impuestos de carbono por el uso de combustibles
fósiles. Pueden introducir impuestos por la extracción y producción de mine-
rales, energía y madera, estructurándolos para promover prácticas más ecoló-
gicas. Es posible establecer impuestos específicos sobre aquellas tecnologías y
productos que causan un daño medioambiental significativo. La eliminación
de residuos, la contaminación y los deshechos peligrosos también podrían
suponer algún tipo de impuesto. Para compensar a los habitantes por estos
nuevos impuestos, los gobiernos pueden bajar otras cargas, como por ejem-
plo, los impuestos sobre la renta y sobre la venta, los de propiedad e inversión
o, simplemente, devolver una cantidad similar a cada habitante, como se hizo
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