En la mayoría de los casos, la manera más propicia de reducir emisiones es
simplemente reduciendo emisiones. Este debería ser siempre el primer paso,
reducir tanto como fuera posible. Pero si reconocemos que lo mejor no es
siempre factible, ya sea por razones económicas o no, entonces aún nos que-
dan más opciones.
¿Cuáles son las opciones de compensación?
La idea de pagar por reducir emisiones en vez de hacerlo nosotros mismos está vin-
culada al comercio de emisiones. Las reducciones de emisiones basadas en proyec-
tos generados por el mecanismo oficial del Protocolo de Kioto se regulan mediante
un estricto marco formal y legal, y en principio están pensadas para ayudar a los
países desarrollados a cumplir sus objetivos de reducción de emisiones de GEI. Sin
embargo, estas reducciones pueden comprarse y ser utilizadas por cualquiera que
desee reducir su huella climática. Las reducciones que cumplen con estos criterios
constituyen el denominado mercado de cumplimiento. A pesar de que este mercado
constituye en la actualidad la mayor fuente de reducción de emisiones mediante
bonos, también existe el llamado mercado voluntario, en el que se pueden comprar
bonos que no reúnen los requisitos del Protocolo de Kioto, pero que no son nece-
sariamente menos efectivos.
Algunos alegan que las actividades internas que tienen lugar dentro de una entidad
también son compensaciones. Por ejemplo, imaginemos que la empresa X o la
ciudad Y registran una cierta cantidad de árboles que han plantado para reducir
emisiones. Al igual que muchas actividades sin control externo, es difícil compro-
bar si esas actividades serán tan efectivas como se supone.
Por lo tanto, nos centraremos en las compensaciones oficiales (permitidas por el
Protocolo de Kioto) y también en las voluntarias. Ambas pueden adquirirse fácil-
mente, ya se trate de una organización, un país, o un particular.
Mercado de cumplimiento
Los sistemas con fuerza legal pretenden convencer a los participantes de re-
ducir sus emisiones de gases de efecto invernadero basándose en una sen-
cilla idea: hacer que la gente pague por contaminar aumentará el coste de las
emisiones, dando lugar a la reducción de la cantidad de emisiones generadas.
Sobre este tema, el Protocolo de Kioto proporciona mecanismos que permiten
a las partes reducir sus emisiones más allá de sus fronteras, pero registrándo-
las como objetivos nacionales de reducción de emisiones.
162 Deje el HÁbito EL CICLO : CONTRARRESTA