a tiempo” (just in time), te ahorrarás el coste que implica disponer de un lugar
de almacenamiento extra. Por el contrario, se requerirá de más a jornadas de
trabajo individual para mantener las líneas de producción en funcionamiento.
Si quieres evitar el coste de diseñar edificios con sistemas de calefacción y ven-
tilación inteligentes, llegarás a la conclusión de que lo mejor sería simplemente
calentar el edificio hasta una temperatura cómoda y permitir que los trabaja-
dores abran las ventanas cada vez que sientan calor (este ha sido el modelo
industrial estándar a lo largo de gran parte del antiguo bloque soviético, y casi
seguro que persiste todavía allí y también en otros lugares).
Muchas ONGs trabajando para el interés público pueden pensar que están
exentas de contabilidad climática. Lo que de verdad importa es considerar
las implicaciones de todo aquello que compras o haces. Y tanto las ONGs
como las empresas constituyen un significativo ejemplo para sus trabaja-
dores, clientes y partidarios. Los grupos humanitarios también deben in-
cluir medidas de protección climática en sus operaciones, lo que muchas
de ellas ya hacen. Los que más se verán afectados por el cambio climático y
antes les tocará son los más pobres de entre los pobres.
GRANDES EMPRESAS
Las sociedades, multinacionales y organizaciones intergubernamentales son, en mu-
chos aspectos, similares a las PYMES y ONG’s, excepto por su mayor capacidad de
dañar o de proteger el clima. Su tamaño implica que están en posesión de una mayor
influencia, independientemente de cómo decidan emplearla. Ambas categorías pue-
den ejercer una mayor presión sobre sus empleados y miembros que las adminis-
traciones públicas, puesto que en su mayoría están organizadas jerárquicamente. A
pesar de ello, forman parte de un sistema político con el cual se ven obligadas a cum-
plir. Aquí es donde los gobiernos pueden ejercer presión a través de su influencia.
Por supuesto, existen claras diferencias entre los sectores. La industria pesada, por
ejemplo, genera una elevada cantidad de emisiones directas, lo que no sucede con un
banco. Sin embargo, podría tener el mismo grado de responsabilidad según el modo
en el que conciba e implemente su política de préstamos.
Las compañías que se abastecen con materiales o productos facilitados por unos pro-
veedores que ya son responsables de una gran cantidad de emisiones, pierden una
buena oportunidad de utilizar su poder y tamaño para algo bueno. Pueden establecer
sus oficinas o fábricas en los países en los que deseen – por los beneficios, la eficien-
cia, o cualquier otro motivo. Así que podrían sucumbir a la tentación de hacer lo
que más les convenga sin tener en cuenta nada más. Y, al igual que las pequeñas y
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