¿Tomamos una tostada cortada de una barra de pan, o un croissant a medio
hornear que requiere más energía para calentarse? Llegamos al frigorífico:
Los electrodomésticos que más consumen registran emisiones de GEI tanto durante su uso
como en su producción. Antes de adquirirlos, debemos examinar los diferentes modelos y es-
coger el más eficiente. Deberíamos optar por pagar más si la calidad garantiza una mayor
duración, ya que será más beneficioso que comprar un modelo más barato que tengamos
que reemplazar tres veces. Si se rompe, deberíamos repararlo antes de adquirir uno nuevo (no
hay más que comparar los cálculos de eficiencia con los de las emisiones de la fabricación). La
clasificación de eficiencia es útil, pero a veces engañosa. Nos informará de la eficiencia del elec-
trodoméstico con respecto a su tamaño, pero sería mucho mejor tener en cuenta su eficiencia
relativa. Los electrodomésticos de mayor consumo de electricidad son las secadoras, los frigorí-
ficos y los congeladores, las lavadoras y los televisores. Y no siempre son esenciales: ¿realmente
necesitamos una secadora o podemos arreglárnoslas con la cuerda de tender?
con respecto a la eficiencia energética, ¿es de categoría A+ o A++? ¿Cómo nos
lavamos los dientes, con un cepillo eléctrico o uno manual?
Nos dirigimos a la oficina: ¿utilizamos el coche o el metro? Ya en el trabajo, los
monitores de pantalla plana y los ordenadores portátiles emplean menos en-
ergía que los ordenadores de mesa y los tubos de rayos catódicos. Hora de
comer. Si optamos por comer carne, deberíamos saber que se habrá empleado
mucha más energía para que llegue a nuestro plato que si optamos por ver-
dura o pasta. Mientras tanto, ¿estamos seguros de que no hemos dejado el
ordenador de la oficina (o cualquier otro aparato) en estado de espera?
La Agencia Internacional de la Energía estima que el modo de espera o “stand-by”
podría ser responsable de un 1% de las emisiones mundiales de gases de efecto inverna-
dero, cerca de la cantidad total emitida por el conjunto de la industria aeronáutica. El
consumo de energía en modo de espera de la mayoría de los electrodomésticos es pequeño
y normalmente oscila entre los 0,5 a 15 vatios, pero el número de este tipo de aparatos es
enorme. Una casa europea, japonesa, australiana, o norteamericana contiene al menos 20
electrodomésticos en modo de espera continuo. Normalmente, un televisor, o un reproduc-
tor de DVD o CD, gastan hasta el 50% de la energía que consumen mientras permanecen
en modo de espera. Como resultado, este modo es responsable del 5-10% del total de la
electricidad utilizada en la mayoría de los hogares y de un porcentaje que desconocemos
en edificios comerciales y fábricas.
Una manera muy simple de reducir el consumo de energía y, por lo tanto, las emisiones
que resultan del mismo, es utilizar una regleta con varios enchufes y un interruptor, que
permita apagarlo durante la noche. Una solución complementaria es que la industria
intente reducir el consumo de electricidad de los nuevos aparatos electrónicos en su modo
en espera. La AIE ha lanzado una campaña para intentar reducir este consumo a un vatio.
www.iea.org/textbase/papers/2005/standby_fact.pdf.
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