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REDES E INFRAESTRUCTURA TI


este nivel de madurez en las empresas pequeñas y medianas, al tiempo que en las grandes compañías suele ser una práctica común, por lo que pueden es- tar naturalmente mejor preparadas para enfrentar problemas relacionados con estos procesos previos. Si por procedimientos definidos en


la política de seguridad de la organi- zación, dicho documento incluyera de manera automatizada el nombre de la persona que lo envía a la impresora, la situación cambiaría, y probablemente el desmemoriado individuo no volvería a cometer el error de dejar en cualquier parte un documento. Esto también se relaciona con el hecho de que en las empresas no todas las personas cuentan con el mismo nivel de acceso a los recur- sos, y lógicamente aquellos con mayor cargo jerárquico tienen mayor nivel de responsabilidad por su acceso a docu- mentos e información más sensible, que quienes realizan otro tipo de tareas.


ASPECTOS HUMANOS


En este aspecto, si bien lo normal no es que una persona desee robar informa- ción intencionalmente, no se puede ne- gar que la posibilidad exista. Lo que sí es posible afirmar es que cualquiera que esté involucrado en la fuga intencional de información pertenecerá al grupo de empleados disconformes con la empre- sa, o que se hayan visto perjudicados por la misma, situación que es conveniente que intente conocer para evitar perma- necer desprevenidos. Esto sin contar el espionaje interno que puede existir por parte de empleados que lo realizan en función de intereses externos, perjudi- cando a la propia organización a la que pertenecen. De todos modos, esto no implica que


la fuga pueda darse sólo por malas in- tenciones del propio empleado, ya que en muchos casos un atacante intenta conseguir información utilizando técni- cas de Ingeniería Social, buscando enga- ñar al usuario. De esta manera, los usua- rios simplemente pueden ser víctimas de algún fraude o engaño que podrían dejar expuesta a la empresa por imperi- cia. Además, algo tan simple como una infección de malware transportado en un pendrive podría introducir un riesgo importante en una empresa si no cuenta con un sistema que pueda prevenirlo de manera eficiente. En las empresas, para facilitar la tra-


zabilidad de las acciones de los usua- rios, se suelen incluir procedimientos mediante los que se garantiza que el uso de los activos de información es


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efectivamente auditado y que es posible generar registros (logs) de las acciones importantes que se hayan definido, que si bien es un proceso técnico, implica un conocimiento de los individuos respec- to a su grado de responsabilidad en lo que realizan dentro de una empresa. El conocimiento de la vinculación entre las personas y sus accesos puede evitar en gran medida la fuga de información, ya que en caso de filtrarse hacia el exterior, se podría señalar de manera directa a todos aquellos que tuvieron acceso y se podría analizar su uso previo al inciden- te, obteniendo posibles conclusiones y responsables. De cualquier manera, dada la impo-


sibilidad de monitorear a las personas más allá de la esfera laboral, es estricta- mente necesario que exista un alto gra- do de concientización y que las políticas de seguridad estén correctamente apli- cadas para garantizar que quienes ma- nejen información confidencial tengan asumidos los riesgos relacionados con su filtración.


ACCIONES Y CONTRAMEDIDAS


Al hablar de acciones de seguridad en empresas, la lógica indica que para la mayoría de las actividades es necesario basarse en estándares, normalmente de alcance internacional, y normativas vin- culadas a lo que se quiera organizar. Co- múnmente se tiende a pensar que esto sólo es necesario en grandes empresas y no aplica a pequeñas y medianas, sin embargo las normativas internacionales suelen tener suficiente flexibilidad como para que sean adaptadas a todo ámbito de negocios, con los ajustes e interpreta- ciones necesarios para cada caso.


Con este mismo razonamiento tam-


bién se puede deducir que la fuga de in- formación no es patrimonio de las gran- des corporaciones, sólo que éstas están más expuestas por su mayor cantidad de personal, complejidad de sus sistemas y procesos, y valor percibido en el mercado. Respecto a las normas mencionadas


anteriormente, la fuga de información está contemplada dentro de la gestión de la seguridad, y como tal se describen contramedidas y técnicas en distintos estándares. Así pues, se apela con fre- cuencia a la serie de normas ISO 27000, que está especialmente dedicada a segu- ridad de la información. Dentro de esta familia se encuentran específicamente algunas normas como lo son la 27001, referida a los requisitos para implemen- tar un sistema de gestión de seguridad, la 27002 que define las mejores prácti- cas, la 27004 que habla sobre las métri- cas, la 27005 que trata sobre la gestión de riesgos, entre otras. También existe normativa especí-


fica para ciertas industrias, como lo es la norma PCI DSS (Payment Card In- dustry Data Security Standard) para lo referido a las empresas relacionadas con la operación de tarjetas de crédito, o Basilea II para la industria bancaria. También existen estándares relaciona- dos con la tecnología en general, como COBIT (Control Objectives for Infor- mation and related Technology) o ITIL (Information Technology Infrastructure Library). Toda esta gama de normas, están-


dares y recomendaciones sirven como base para la creación de entornos segu- ros y bien gestionados, donde se tengan en cuenta los principales peligros, adap-


Foto: © Andrew Arestov | Dreamstime.com


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