This page contains a Flash digital edition of a book.
SEGURIDAD PRIVADA


CUANDO EL ESTADO NECESITA EL APOYO DE OTRAS PARTES…


Esta característica del Estado Moderno de gozar supuestamente de un monopo- lio y control absoluto sobre el uso de la violencia, lo enfrenta hoy a la creciente demanda de los servicios de los gigan- tes de la Industria como G4S y Secu- ritas, quienes desempeñan una gran labor por mantener grandes, medianas y pequeñas poblaciones seguras frente a amenazas internas. Por otro lado, en lo que respecta a las amenazas exter- nas, los Estados han optado frente a su incapacidad, por recurrir a los servicios de contratistas/mercenarios para ganar guerras por fuera de sus territorios. El monopolio de la fuerza dejó de


ser un monopolio. El mercado hoy está en manos de G4S o Securitas, líderes a nivel mundial en prestación de servicios de seguridad privada. Ello quiere decir que la seguridad de los habitantes de ciudades también está en gran porcen- taje en manos de ellos.


ban con 861 mil miembros de la Policía, frente a 1 millón 200 mil guardias de se- guridad privada. De igual manera, en lo que respecta


a la protección de la soberanía y los in- tereses nacionales, para la intervención en Iraq emplearon sólo 142 mil solda- dos y 148 mil 50 contratistas. Aunque en el caso de la guerra en Afganistán el número de contratistas no superó al de fuerzas aliadas y de los Estados Unidos, la cifra no deja de ser significante: 73 mil 968 contratistas se emplearon frente a 78 mil 200 soldados. Este fenómeno de expansión de la


Industria de Vigilancia y Contratistas Internacionales responde en esen- cia a la incapacidad de hacer frente a los retos que en materia de seguridad agobian a muchos Estados. Ejemplo de ello es Colombia, que de acuerdo a la Asociación Nacional de Empresas de Vigilancia y Seguridad Privada (ANDE- VIP), en el territorio nacional hay 283 habitantes por cada policía, mientras hay un guarda de seguridad privada por cada 242 habitantes.


CUANDO LA INSEGURIDAD SUPERA LA CAPACIDAD DE UN GOBIERNO…


Crecimiento de la Seguridad Privada


Mayor


dependencia en la Industria Privada


Incapacidad para garantizar seguridad


Pérdida de Legitimidad


De acuerdo al Peace Research Institu-


te de Frankfurt, en materia de policía y seguridad privada G4S cuenta con ope- raciones en más de 110 países y más de 570 mil empleados (el segundo emplea- dor privado más grande, después de Wal- Mart).


CUANDO LA SEGURIDAD PRIVADA SUPERA A LA PÚBLICA…


La pérdida del monopolio legitimo del Estado para el uso de la violencia, se gesta cuando la seguridad privada supe- ra a la pública, y prueba de ello son los Estados Unidos, que en el 2008 conta-


112 www.seguridadenamerica.com.mx


El caso de Colombia es tan especial porque conjuga la violencia que ha manchado más de 50 años de historia con el narcotráfico y los carteles desde la década de los 90´s, y es un fenóme- no creciente de delincuencia camu- flado en las hoy llamadas BACRIM. Por ello, es dif ícil creer que existe un monopolio legítimo de la fuerza. Es- fuerzos se han multiplicado por parte del Estado; sin embargo, la situación no parece mejorar, porque mejores y más preparados criminales parece ser el producto de un Estado en algo muy similar al del siglo XVII; precoz, poco preparado, con bases jurídicas débiles, autoridades que no gozan del apoyo total de la sociedad, y por ende, un Es- tado donde reina el caos, la violencia, la falta de credibilidad en el Gobierno y, como si no fuera suficiente, la co- rrupción. Toda recurrente búsqueda de segu-


ridad es sinónimo de que no se goza de ella. Por ende, el crecimiento de la industria es síntoma de que la pérdida del monopolio legítimo de la fuerza va más allá de la pérdida de hombres armados de orden público frente a los particulares. Esa búsqueda también responde a la emergencia de nuevos y cada vez más peligrosos grupos y fenómenos que ostentan el poder del


uso de la fuerza en rebeldía y desaf ío al Estado como autoridad. Dichos fenómenos marcan el cur-


so de la tendencia. La incapacidad f í- sica, económica y estratégica acentúa la preocupante coyuntura y la pérdida de legitimidad, que sigue impulsando el círculo vicioso. Tal vez se está cada vez más cerca de eso que Thomas Hobbes describía como el Estado Natural, en el que cada uno debe empezar a velar por su seguridad y recurrir a sus instintos de supervivencia. Con ello, es fácil decir que el panorama no es alentador; tristemente es desalentador no sólo para los Estados, es también para sus sociedades, que algu- na vez tomaron la decisión de confiar el poder y la justicia a unos pocos creyendo que iban a tener seguridad. n


* Acerca del autor


- César Álvarez Velásquez es investigador asociado para la Policía Nacional de Colombia, Dirección de Antinarcóticos. Si desea conocer más del autor, consulte su CV en:


seguridadenamerica.com.mx/colaboradores


Foto: © Tomasz Bidermann | Dreamstime.com


Page 1  |  Page 2  |  Page 3  |  Page 4  |  Page 5  |  Page 6  |  Page 7  |  Page 8  |  Page 9  |  Page 10  |  Page 11  |  Page 12  |  Page 13  |  Page 14  |  Page 15  |  Page 16  |  Page 17  |  Page 18  |  Page 19  |  Page 20  |  Page 21  |  Page 22  |  Page 23  |  Page 24  |  Page 25  |  Page 26  |  Page 27  |  Page 28  |  Page 29  |  Page 30  |  Page 31  |  Page 32  |  Page 33  |  Page 34  |  Page 35  |  Page 36  |  Page 37  |  Page 38  |  Page 39  |  Page 40  |  Page 41  |  Page 42  |  Page 43  |  Page 44  |  Page 45  |  Page 46  |  Page 47  |  Page 48  |  Page 49  |  Page 50  |  Page 51  |  Page 52  |  Page 53  |  Page 54  |  Page 55  |  Page 56  |  Page 57  |  Page 58  |  Page 59  |  Page 60  |  Page 61  |  Page 62  |  Page 63  |  Page 64  |  Page 65  |  Page 66  |  Page 67  |  Page 68  |  Page 69  |  Page 70  |  Page 71  |  Page 72  |  Page 73  |  Page 74  |  Page 75  |  Page 76  |  Page 77  |  Page 78  |  Page 79  |  Page 80  |  Page 81  |  Page 82  |  Page 83  |  Page 84  |  Page 85  |  Page 86  |  Page 87  |  Page 88  |  Page 89  |  Page 90  |  Page 91  |  Page 92  |  Page 93  |  Page 94  |  Page 95  |  Page 96  |  Page 97  |  Page 98  |  Page 99  |  Page 100  |  Page 101  |  Page 102  |  Page 103  |  Page 104  |  Page 105  |  Page 106  |  Page 107  |  Page 108  |  Page 109  |  Page 110  |  Page 111  |  Page 112  |  Page 113  |  Page 114  |  Page 115  |  Page 116  |  Page 117  |  Page 118  |  Page 119  |  Page 120  |  Page 121  |  Page 122  |  Page 123  |  Page 124  |  Page 125  |  Page 126  |  Page 127  |  Page 128  |  Page 129  |  Page 130  |  Page 131  |  Page 132  |  Page 133  |  Page 134  |  Page 135  |  Page 136  |  Page 137  |  Page 138  |  Page 139  |  Page 140  |  Page 141  |  Page 142  |  Page 143  |  Page 144  |  Page 145  |  Page 146  |  Page 147  |  Page 148  |  Page 149  |  Page 150  |  Page 151  |  Page 152  |  Page 153  |  Page 154  |  Page 155  |  Page 156  |  Page 157  |  Page 158  |  Page 159  |  Page 160  |  Page 161  |  Page 162  |  Page 163  |  Page 164  |  Page 165  |  Page 166  |  Page 167  |  Page 168