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persona entra en negación, creyendo “esto no me está sucediendo a mí” o se posiciona como observador en lugar de ser partícipe. Hay la sensación de que el tiempo se para. Las víctimas de delitos comúnmente reportan esta sensación de ser incapaces de actuar.


¿CUÁL ES EL NIVEL ADECUADO?


Habiendo repasado los diferentes nive- les de alerta, ahora es importante enfo- carnos en el nivel ideal bajo diferentes circunstancias. Como el cuerpo y la mente requieren descanso, nosotros nos pasamos varias horas al día durmien- do y en nivel comatoso. Cuando esta- mos en casa leyendo, viendo televisión, conviviendo con la familia y amigos, es el momento correcto de estar en nivel perdido. Sin embargo, algunas personas intentan estar en nivel perdido en los momentos más inconvenientes (ejem- plo, cuando andan en la noche en un barrio desconocido), o insisten en man- tener el estado mental/emocional en el que niegan absolutamente que pueden convertirse en víctimas de criminales. “Eso le sucede a otros, a mí no, por lo que no es necesario estar alerta.” Están literalmente perdidos. La gran mayoría de las víctimas de


delitos normalmente están tan perdidas que pasan por alto todos los signos que indican que están a punto de ser vícti- mas. Solamente cuando hacen la depo- sición de los eventos, ya sea robo, ultra- je, secuestro, etc., son las autoridades las que descubren que todos los indicado- res estaban enfrente de la víctima y no le interesó darse cuenta. De esta situación hay demasiados ejemplos. Hay situaciones en que la persona se


ve forzada a hacer un cambio brusco e instantáneo de su nivel de alerta, pero o no tiene tiempo de reaccionar o se pa- raliza porque no vio venir el problema. Ninguna de las dos reacciones (o la falta de reacción) es buena y sucede porque es muy dif ícil cambiar de estado men- tal rápidamente, de perdido a alta alerta. Cuando las personas se ven forzadas a hacer este brinco mental, les entra el pá- nico, entran en shock y literalmente se paralizan incapaces de hacer nada, en- tran a nivel comatoso. Esto sucede tanto conduciendo como cuando un criminal toma a su víctima totalmente por sor- presa. Si bien la capacitación ayuda a que una persona pueda moverse rápi- damente de un nivel de alerta a otro, es dif ícil, aún para los altamente entrena- dos, hacer la transición de perdido a alta alerta. Es por esto que policías, agentes


potencial (viendo al mismo tiempo si hay otros en la cercanía). Si la posible amena- za resulta en falsa alarma, se puede redu- cir el nivel a alerta relajada y continuar el camino. Si resulta ser real, verlo con anti- cipación permite tomar las acciones ne- cesarias para evitarlo. Es posible que no se tenga que elevar a alta alerta, ya que se pudo evitar la situación. Y si la situación es real, la probabilidad de entrar a nivel comatoso es mínima, ya que el hecho no está tomando por sorpresa. Claro que cuando se tiene que entrar a


una zona de riesgo, se debe elevar el nivel de alerta para estar enfocado mientras se está en el lugar. Simplemente es prudente elevar el nivel de alerta cuando va uno a un cajero automático o va hacia el auto en la noche. La simpleza y lo común de estas acciones permiten que lo hagamos en “piloto automático” y que no nos ex- pongamos a riesgos innecesarios.


federales y personal militar reciben en- trenamiento continuo en SA. Es muy importante hacer énfasis que


SA no significa convertirse en un para- noico o ser obsesivo en relación a la segu- ridad personal; si se llega a este extremo, los resultados pueden ser tan contrapro- ducentes como los niveles perdido y co- matoso. Tampoco significa que debemos de vivir con la expectativa irracional que hay un criminal detrás de cada esquina o árbol. Es un hecho que nadie puede vivir en un estado de alerta enfocada por mu- cho tiempo; la alta alerta sólo se puede sostener por pequeños espacios de tiem- po antes que la fatiga domine a la perso- na. El cuerpo humano no está diseñado para vivir bajo un nivel alto de estrés ni de inyecciones constantes de adrenalina, porque el resultado es fatiga de alerta. Las personas (incluyendo operativos al- tamente entrenados) necesitan tiempo para descansar y recuperarse. Tomando en consideración todo lo


anterior, el nivel que debe practicarse más es el de alerta relajada; es un estado mental que se puede sostener indefinida- mente sin todo el estrés y fatiga asociada con los altos niveles. Es un nivel que no cansa y permite disfrutar la vida al mis- mo tiempo que permite vivir con un nivel efectivo de seguridad personal. Cuando entramos a un lugar de riesgo potencial (lo hacemos diario), se puede llevar el día al nivel de alerta relajada. Si se llega a notar algo fuera de lo ordinario y que puede ser una amenaza potencial, enton- ces es posible elevarse a un nivel de alerta enfocada y ver cuidadosamente el riesgo


CONCLUSIÓN El conocimiento y práctica de SA de- muestra la importancia de tener familia- ridad con nuestro medio y los peligros que pueden estar presentes en el mismo. El estar consciente nos permite evitar muchas amenazas y estar alerta cuando uno se tiene que aventurar en una zona de peligro. El ciudadano común enfrenta riesgos


y amenazas en su vida diaria, incluyendo criminales con intenciones de lograr sus objetivos por medio de actos violentos. Sabiendo que un gran número de los pa- sos requeridos para llevar a cabo estos delitos deben de ser hechos de forma visible a la víctima potencial, las perso- nas que practican SA pueden detectar estos pasos, evitar el peligro y alertar a las autoridades. Los que practican SA no sólo se pueden mantener seguros, tam- bién pueden proteger a otros. Cuando lo hacen en conjunto, protegen sus escue- las, oficinas, pueblos y ciudades. De esta forma el ciudadano común se convierte en un importante recurso de la seguri- dad nacional. n


* Acerca del autor:


- Coronel Eric Rojo Stevens, USA (Ret), es socio director de Magination Consulting International y coordinador de temas en Seguridad del CEDAN dentro del ITESM. Si desea conocer más del autor, consulte su CV en:


seguridadenamerica.com.mx/colaboradores


SEGURIDAD PÚBLICA 133


Foto: © Grigor Atanasov | Dreamstime.com


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