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cidad de captación y despliegue de in- formación como componente pasivo del sistema, pero el factor humano aporta la capacidad de identificación y detección de riesgos, como el componente activo del sistema.


LA CLAVE ESTÁ EN EL MONITOREO


La base para conformar este potencial de efectividad en la operación de los sis- temas de videovigilancia es, en primera instancia, seleccionar el tipo de moni- toreo aplicado, que puede ser “activo” cuando se destaca personal dedicado al monitoreo, o “pasivo” cuando no se des- taca personal. Adicionalmente para la modalidad de monitoreo “activo”, que es el único que posibilita oportunidad de respuesta, se deben considerar las con- diciones de competencia y suficiencia en los elementos destacados, las cuales están determinadas por el grado de pre- paración, los referentes para la detec- ción de las situaciones de riesgo, y sobre todo, la cantidad de elementos destaca- dos para la observación de las cámaras. La capacidad natural del factor hu-


mano se describe como 7+, lo que sig- nifica que es capaz de manejar más de siete situaciones simultaneas, alcan- zando su rendimiento óptimo en este número y disminuyendo su efectividad conforme se le integran más asignacio- nes, pero que con cierta capacitación, adiestramiento y referentes de apoyo es capaz de extenderla. Por ejemplo, sin considerar la complejidad de los esce- narios de vigilancia, se supondría que un monitorista es capaz de cubrir con efectividad un “mosaico” de ocho imá- genes de cámaras, pero con las ayudas mencionadas podría llegar a cubrir con efectividad un mosaico de 16 imágenes, lo cual no significa que no se pueda asignar a un monitorista la cobertura de un mayor número de imágenes, pero su efectividad se verá progresivamente disminuida. En este contexto, las conformación


de la competencia del factor humano debe contemplar: el acervo de conoci- mientos suficiente y necesario acerca de los parámetros y atributos que le permita identificar las situaciones de riesgo de interés bajo las circunstancias particulares de un entorno de vigilancia; los referentes de apoyo en forma de in- dicadores visuales con los que se iden- tifican dichos parámetros y atributos; y las habilidades y destrezas de observa- ción para poder distinguir su presencia o ausencia, según sea el caso, de su per- fil de comportamiento proyectado en el


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OBSERVAR PARA ANTICIPAR


ámbito f ísico del entorno de vigilancia, que corresponde a un programa de ca- pacitación y adiestramiento acorde con las necesidades particulares. El propósito es acotar los objetivos


de localización para facilitar su búsque- da a partir de especificar lo que interesa encontrar y dar indicaciones de cómo hacerlo, lo que permite concentrar la atención en cuestiones determinadas a fin de evitar su dispersión y eventual distracción al intentar “ver todo” y aca- bar por “no distinguir nada”, que suele ser el error común en las operaciones de monitoreo realizadas por personal no capacitado o inadecuadamente dirigido. Se dice que el problema no es “cazar al oso” sino “encontrarlo antes de que éste encuentre al cazador”, y este enfoque de funcionamiento tiene precisamente tal propósito de fondo: anticiparse, en la medida de lo posible, para reaccionar lo menos que sea necesario y si lo es, ha- cerlo con la mayor oportunidad. Por otra parte, para atender el aspec-


to de suficiencia, se debe considerar la complejidad del entorno de vigilancia que se configura por el tipo de actividad desarrollada en el mismo y el número de protagonistas presentes en dicho entor- no, involucrados o no en la actividad, lo cual impone requerimientos de concen- tración para su observación. Por ende, no se aconseja la dispersión en un mayor número de asignaciones. Adicionalmente a lo anterior, se debe


considerar la duración de los periodos de servicio, ya que turnos demasiado prolongados con relación a la compleji- dad de los escenarios en los entornos de vigilancia inducen desgaste f ísico en el personal, y en consecuencia, una inevi- table degradación en su efectividad de discernimiento y valoración para propó- sitos de detección.


Para una


adecuada tarea de


monitoreo es necesario un programa de capacitación y adiestra- miento acorde con las


exigencias


particulares del entorno


de vigilancia, además de


considerar la duración de


los periodos de servicio


El despliegue de más cámaras, como ocurre en la actualidad, proporciona una mayor capacidad de captación con amplitud de cobertura de espacios cuya aportación más significativa hasta ahora se ubica en el ámbito de la persecución de los perpetradores y responsables, lo que podría equivaler a “saber dónde es- tán los pozos para taparlos y evitar que se ahoguen otros niños”, pero después de que “ya se ahogó un niño”. Avance in- dudablemente valioso, pero no lo sufi- ciente para responder a las expectativas sociales de “evitar que se ahogue ningún niño”, lo cual solamente se puede lograr mediante la detección anticipada, o al menos inmediata, de la ocurrencia de un evento de riesgo, posible únicamente mediante el despliegue de más capaci- dad de discernimiento. Dicha capacidad de discernimien-


to sólo la puede proporcionar el factor humano, adecuadamente preparado, en suficiente cantidad y convenientemente dirigido en lo que corresponde a una condición de competencia y suficiencia que se puede describir parafraseando las palabras de Green Howard: “Una máquina puede hacer el trabajo rutina- rio, pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo extraordinario”. Se puede concluir que en el ámbito


de la seguridad, el simple despliegue de más tecnología nunca será suficiente para satisfacer las expectativas sociales de que “no pase nada”, sino que siempre se requerirá de una dotación competen- te y suficiente de elementos humanos para que aún con la perspectiva de ries- gos en cuanto al respeto de los derechos individuales -por conveniencia- para el logro de los propósitos de la seguridad, el Gran Hermano no sólo vea todo, sino que lo vea a tiempo para “tapar los po- zos antes de que caiga el niño”, o al me- nos, para “sacar al niño del pozo antes de que se ahogue”. Esto materializa las posibilidades de anticipar para no tener que reaccionar, o de evitar para no tener que remediar. n


* Acerca del autor


- David Chong Chong es secretario general para México de la Corporación Euro Americana de Seguridad, CEAS México. Si desea conocer más acerca del autor, consulte su CV en:


seguridadenamerica.com.mx/colaboradores


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