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definir y determinar cuál es el medio o sistema de protección que se tiene que implementar. Estas personas talentosas deben de existir por necesidad en cada una de las empresas que ofrecen servi- cios de seguridad y protección, marcan- do un nivel de eficiencia mucho mayor a la empresa que sólo tiene improvisados o que mantienen una tendencia de mer- cado sin que prevalezca la eficiencia de los servicios que ofrecen. El talento no está asociado con la


inteligencia; pero sí está asociado con la capacitación. Una persona con un nivel de inteligencia muy alto, sin co- nocimientos adecuados, nunca podrá resolver un problema con eficiencia. Por el contrario una persona con nivel de in- teligencia promedio, con grandes cono- cimientos, sí podrá desarrollar un gran talento que le servirán para ser eficiente y cumplir con retos mayores. Una persona sin conocimientos y


talento tiene que recurrir a la experi- mentación, invención u ocurrencia para resolver un problema. Muchas veces estos individuos se vuelven necios en sus planteamientos y puede ser que se


percaten que lo que están realizando no funcionan; pero no pueden cambiar debido a que no cuentan con opciones estructuradas y funcionales que pro- vengan del conocimiento y el talento.


EL AHORRO SALE CARO Mas, no sólo se debe tener talento para proponer soluciones a los problemas de seguridad de los contratantes; también, las empresas deben contar con personas con el talento suficiente para seleccio- nar a quién contratar. Actualmente se contratan los servicios de seguridad privada por medio de licitaciones, don- de quien presenta las bases de licitación, muchas veces proviene de un área de fi- nanzas y desconoce totalmente lo que es eficiencia en seguridad. Su enfoque es el poder conseguir el mejor precio sin importarle la eficiencia con que opere el contratado; pero consciente de que si algo no funciona no será el responsable, sino le trasmitirá la ineficiencia al jefe de seguridad de la empresa. Por lo regular las empresas cuando


realizan una licitación ocultan el “techo financiero”, bajo la suposición de que


los participantes, al no saber cuál es el presupuesto destinado, buscarán ofertar el menor costo posible, situación que resulta ser muy cierta. En esta situación, los empresarios de seguridad privada lo


que hacen es bajar la calidad del servicio para poder aspirar a una utilidad y esto se vuelve un doble juego de riesgos. Por una parte el contratante busca el ahorro arriesgando y por otra el que oferta el servicio se arriesga a que no pueda cumplir con sus encomiendas de protección. No tiene caso exponer ejemplos, los vemos diariamente en to-


dos los sectores tanto en los del ámbito privado como en el públi- co. Lo que da como conclusión que quien llevó a cabo la contrata- ción carecía del talento para cubrir la necesidad de la empresa.


SEGURIDAD PRIVADA 87


Foto: © Santonius Silaban | Dreamstime.com


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