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[VENEZUELA 2012: DEL USO AL ABUSO DE LAS ENCUESTAS


LA NUEVA ¨MISIÓN MIEDO¨


ESTÁ PRESENTE NO SÓLO EN LAS MEDI- CIONES DE


OPINIÓN SINO TAMBIÉN EN LOS MUCHOS RUMORES


METE-MIEDO.


El gobierno del presidente Chávez busca ser todo-


poderoso. Un Estado petrolero que ha engordado en la última década a partir del importante crecimiento de los precios del barril, aunado a una política confiscato- ria e inhibidora de las iniciativas privadas, ha aumenta- do enormemente la importancia del empleo en el sec- tor público. Se calcula que la burocracia estatal incluye aproximadamente 2,5 millones de empleados. Por otro lado las generosas ¨misiones¨ que son lanza de la po- lítica social del gobierno suelen exigir a cambio lealtad político partidista. Sólo la ¨Misión Vivienda¨, que inven- taría la necesidad de vivienda a nivel nacional, habría incluido en una completa base de datos, con listas de espera, a 3 millones de cabezas de familia (o unos 5 mi- llones de electores). La sumatoria de estas cifras indica que puede haber


mucha gente (hasta el 50% del padrón electoral) que oculte sus verdaderas opiniones, las cambie en las res- puestas, sugiera indecisión o simplemente rechace con- testar la encuesta. La nueva ¨Misión Miedo¨ está pre- sente no sólo en las mediciones de opinión sino también en los muchos rumores mete-miedo (alentado por mitos como los de un cable submarino a Cuba con capacidad de alterar resultados electorales, los multicedulados que podrán votar varias veces, las máquinas que cambian resultados, la máquina captahuella que viola el secreto al voto, o el nuevo satélite chino que todo puede otear desde su órbita). Todos son elementos de un esfuerzo implícito desde el oficialismo, suerte de competencia Gran Hermano: “sabemos cómo votas y todo lo vemos”. Con este estado de las cosas, una tarea fundamen-


tal que intentó cumplir la oposición, y que logró hacer en buena medida, fue desmontar la bomba del miedo. ¨Sólo Dios y Ud. sabrán por quién votó¨ era una frase


que Henrique Capriles Radonski repetía en cada uno de los mítines en su épico recorrido por más de 300 pobla- ciones de todo el país. Sin embargo, el desmontaje efec- tivo de esa bomba tenía mucho que ver con las percep- ciones de ganador (más que de la propia intención de voto) en las cuales tenía tremenda influencia la difusión de las encuestas. Las encuestas son instrumentos de medición de la


opinión pública sumamente sensibles, que pueden ver- se alterados por muchas variables, dos de las más fre- cuentes son el cuestionario y la muestra. ¿Cómo logra una encuestadora medianamente seria afectar los resul- tados de su encuesta para que favorezcan a una opción política? Una es variando el método de encuestas. Las en-


cuestas telefónicas dan mayor inseguridad percibida a la persona que responde, en relación a las encuestas cara a cara. Las encuestas telefónicas tendrían un consisten- te sesgo a favor del Presidente Chávez. Si se conoce este sesgo de antemano, el comando interesado podría con- tratar una encuesta telefónica a una encuestadora tradi- cionalmente considerada ¨opositora¨ y ello le agregaría valor argumental a su exhibición pública. Este tipo de cosas se hicieron en la contienda, algunas de la mano del propio candidato-presidente, como argumento de la gran ¨brecha¨ que separaría a los dos candidatos. La muestra telefónica del ejemplo ampliaba enor-


memente la distancia entre uno y otro candidato, aunque también incrementaba, en igual proporción el número de indecisos. Por supuesto, en su uso propagan- dístico sólo se habló de la supuesta brecha. Otro sesgo frecuente se presenta a través del cues-


tionario. Hay dos tipos de sesgos que se pueden inducir, deliberada o inadvertidamente: el primero es de tipo


Noviembre - Diciembre 2012


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encuestas telefónicas dan mayor inseguridad percibida a la persona que responde, en relación a las encuestas cara a cara.


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