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RECUADRO 5.1 NUEVAS DIRECTRICES SOBRE LA GOBERNANZA DE LA TIERRA, LA PESCA Y LOS BOSQUES


En mayo de 2012, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de las Naciones Unidas adoptó un conjunto de directrices voluntarias para ayudar a los países a establecer leyes y políticas que permitan una mejor gobernanza de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques, con el fin último de contribuir a la seguridad alimentaria y al desarrollo sostenible. A lo largo de casi tres años, 96 gobiernos nacionales, organizaciones de la sociedad civil, entidades del sector privado, organismos internacionales y académicos participaron en el desarrollo de estas directrices.


Aunque las directrices han sido discutidas predominantemente en conexión con las adquisiciones de tierra a gran escala (“apropiación de tierras”), las mismas abordan una amplia gama de temas, tales como:


 reconocimiento y protección de los derechos legítimos de tenencia incluso bajo sistemas informales


 prácticas óptimas de registro y transferencia de los derechos de tenencia (incluso por medio de sistemas de administración de la tenencia accesibles y asequibles)


 gestión de las expropiaciones y la restitución de tierras a las personas que sufrieron desalojos forzosos en el pasado


 enfoques para asegurar que la inversión en tierras agrícolas ocurre de forma responsable y transparente, incluyendo la consideración de modelos de inversión que ocasionan transferencias de derechos de tenencia a gran escala


 mecanismos para resolver controversias sobre los derechos de tenencia


 buenas prácticas y políticas para la consolidación de tierras y reformas redistributivas, donde se requieran


 implementación transparente y participativa de una planificación espacial regulada


La adopción de las directrices voluntarias es solo un primer paso. La FAO, junto con otros socios, está desarrollando una serie de manuales técnicos diseñados para ayudar a los países a adaptar las directrices a su contexto local y a ponerlas en ejecución. Con el mismo propósito, la FAO también brindará asistencia técnica focalizada a los gobiernos.


El apoyo a la sociedad civil será igualmente importante o incluso más. Se deberá disponer de fondos y capacitación para permitir a la sociedad civil utilizar las directrices voluntarias como una herramienta para dar seguimiento a las políticas del gobierno y para mejorar la rendición de cuentas del gobierno, especialmente en aquellos países donde el uso seguro y el acceso a los recursos naturales proporcionan los medios de vida para una buena parte de la población.


et al. 2011; Bationo et al. 2007; Marenya et al. 2012). Humedecer y secar en forma alterna los campos arroceros, sembrar el arroz de forma directa, y el cultivo de arroz de secano son todas tecnologías que pueden, bajo condiciones apropiadas, reducir el uso de agua y de energía e incluso las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras se mantienen o incluso mejoran los rendimientos del cultivo. Varias de estas tecnologías están siendo adoptadas no tanto por sus propiedades de conservación de los recursos naturales, sino porque ayudan a reducir el uso de mano de obra. Por ejemplo, la siembra directa de arroz, que ayuda a reducir mano de obra (Pandey y Velasco 2005), ha sido adoptada en casi la mitad de todas las áreas arroceras de Viet Nam (Farooq et al. 2011). No hay, sin embargo, soluciones de aplicación universal. El mejor enfoque se debe determinar caso por caso, según el conjunto de condiciones específico.


Promover enfoques que resulten en un uso más eficiente de las tierras, el agua y la energía a lo largo de la cadena de valor Para asegurar que se puedan alcanzar los objetivos relativos a la alimentación y la nutrición de las comunidades y los hogares pobres y alimentariamente inseguros, es importante ir más allá de la producción agrícola y analizar las repercusiones de las políticas relativas al agua, la tierra y la energía a lo largo de la cadena de valor. La eficiencia en el uso del agua y la energía deberían incrementarse también en los sectores dedicados al procesamiento y a la venta minorista; y los costos de transporte, transacción y comercialización deberían ser considerados en los planes de intensificación del uso de la tierra, así como en los proyectos de desarrollo de nuevas áreas de producción. Algunos estudios recientes sugieren que hay un importante


potencial para reducir las pérdidas poscosecha a lo largo de la cadena de valor, desde la finca hasta el consumidor y tanto en el mundo desarrollado como en los países en desarrollo (véase, por ejemplo, Gustavsson, Cederberg y Sonesson 2011). Si las pérdidas poscosecha de los productos agrícolas representan del 10% al 40% de la producción total en los países en desarrollo (dependiendo del producto), y si una proporción significativa de dichas pérdidas se puede reducir, sería posible disminuir considerablemente la presión existente sobre los recursos de energía, agua y tierras. Otros estudios, sin embargo, han hallado que las pérdidas


poscosecha en los países en desarrollo podrían ser mucho menores (véase, por ejemplo, Greeley 1982; Reardon, Chen y Minten, en preparación), y que los aspectos económicos de recuperar dichas pérdidas aún deben ser establecidos (véase, por ejemplo, Rosegrant, Tokgoz y Bhandary 2012). Para comprender mejor los posibles beneficios de la reducción de las pérdidas poscosecha y de los desperdicios de alimentos, los investigadores deberán analizar las pérdidas recuperables a lo largo de la cadena de valor para mercancías clave, y analizar también el costo de reducir dichas pérdidas mediante intervenciones específicas en los países desarrollados y en desarrollo.


Prevenir el agotamiento de los recursos mediante estrategias de supervisión y evaluación de los sistemas relacionados con el agua, las tierras, la energía y la agricultura La disponibilidad a largo plazo de los recursos naturales es crucial para la seguridad alimentaria. La creciente demanda de productos agrícolas necesita ser abordada de forma sostenible para prevenir el agotamiento de los recursos. Los responsables de las decisiones deberían tener en cuenta el costo total de la degradación ambiental así como la gama


50 Recomendaciones de política | Capítulo 05 | Índice Global del Hambre 2012


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