ejemplo, en 2010 el 20% más pobre de la población recibió apenas un 8% de los $409.000 millones señalados (IEA 2011), y los más de 1.000 millones de personas sin acceso a formas modernas de energía estuvieron excluidos por completo de esta forma de apoyo. En Asia meridional el aumento del gasto nacional en subsidios
a la energía está elevando la presión sobre los recursos subterráneos de agua (porque la energía se usa para bombear agua de riego) y sobre las provisiones de energía. Por ejemplo, en parte como resultado de los subsidios a la energía, hasta un 60% de la producción de alimentos de la India depende ahora de los recursos subterráneos de agua, los que con frecuencia se explotan a niveles insostenibles. Para disminuir la dependencia con respecto a los combustibles
fósiles, algunos países se están enfocando más y más en las fuentes de energía renovable. Hasta la fecha, sin embargo, estas estrategias de energía renovable continúan dependiendo fuertemente de los biocombustibles de primera generación. Aunque el desarrollo de los biocombustibles puede ser beneficioso para las economías de algunos países, como Brasil, los mandatos de biocombustibles establecidos por los Estados Unidos, la Unión Europea y algunos otros países han contribuido a reducir tanto la cantidad como la calidad del agua y las tierras disponibles para cultivar alimentos, contribuyendo de esta forma con los precios más elevados de los alimentos y con la creciente competencia por la tierra. Esta competencia implica riesgos mayores para los pequeños agricultores en los países donde la tierra está siendo arrendada (véase el capítulo 4).
Crear un ambiente macroeconómico favorable Las soluciones de mercado, que fomentan ciertas respuestas mediante señales del mercado en lugar de hacerlo a través de directrices específicas, pueden proporcionar pagos para los productores que conservan el agua, las tierras y servicios ambientales relacionados (Stavins 2005). Por ejemplo, se ha demostrado que los mercados formales e informales de agua que se han desarrollado en países con escasez de agua y dependientes de la agricultura aumentan significativamente la eficiencia en el uso del agua y la energía (Easter, Rosegrant y Dinar 1998). Los pagos por los servicios ambientales, como los que deberían hacer los reservorios establecidos aguas abajo a los agricultores y reforestadores aguas arriba por reducir la erosión en las cuencas, son otra forma de promover el uso eficiente de los recursos y de evitar los impactos negativos de su uso inadecuado. Pero este enfoque depende de poder identificar las entidades que, aguas abajo, pueden y están dispuestas a pagar por tales servicios. Las mejoras al comercio regional e internacional pueden ayudar
a desarrollar una producción más eficiente y a asegurar que los productos agrícolas se obtengan de aquellos países donde los insumos son más abundantes o donde están disponibles a precios menores. Para asegurarse de que el comercio genera beneficios completos y equitativos, es importante mantener el desarrollo continuo de instituciones (nacionales y regionales) y de políticas favorables a los pobres para gestionar la globalización. En particular, se requiere una reforma de las políticas e instituciones fiscales y financieras, leyes sobre propiedad y contratos que promuevan el comercio moderno, mercados flexibles y eficientes para los productos, la mano de obra y el capital, y el desarrollo de tecnología y de capital humano. La mejora del comercio de los productos agrícolas también
resulta pertinente para ayudar a compensar los efectos negativos del cambio climático en la productividad agrícola (Nelson et al. 2009b).
Está proyectado que el cambio climático, a través de sus efectos en la temperatura y la precipitación, reducirá la productividad de los cultivos en los países en desarrollo, aumentando sustancialmente sus importaciones de los principales granos. El comercio puede compensar parcialmente la pérdida de productividad proyectada, ayudando así a distribuir los riesgos asociados al cambio climático y a aumentar la resiliencia de los países individuales que podrían ser duramente golpeados por eventos climáticos en años o temporadas particulares. Se debería motivar a los agricultores a ganar posiciones en la
cadena de valor asumiendo roles más activos en el procesamiento, empaque y comercialización de sus productos. Mediante la promoción de economías de escala, las cooperativas pueden facilitar la agregación de valor para los agricultores (véase el estudio de caso de Sierra Leona en el capítulo 4), ayudarles a ganar una posición más fuerte en el mercado y abrirles avenidas para el comercio.
Ampliar los enfoque técnicos:
Invertir en tecnologías de producción agrícola que promuevan un uso más eficiente de las tierras, el agua y la energía Aunque la inversión privada va en aumento, pocos gobiernos de los países en desarrollo han incrementado sus inversiones en investigación, desarrollo o extensión agrícolas, los cuales tienen beneficios para la seguridad alimentaria y los ingresos de la gente pobre. En la Declaración de Maputo sobre Agricultura y Seguridad Alimentaria de 2003, los gobiernos africanos se comprometieron a destinar al menos un 10% de sus presupuestos nacionales a las políticas sobre agricultura y desarrollo rural dentro de los siguientes cinco años. Al 2008, solo ocho países habían alcanzado esa meta. Nueve países informaron tasas entre 5% y 10%, y otros 28 países tenían aún tasas inferiores al 5% (Omilola et al. 2010). Sin embargo, no solo se debe ajustar la cantidad sino también
la calidad de la inversión si se pretende maximizar la seguridad del agua, la tierra y la energía y obtener mejores resultados en alimentación y nutrición. La mayoría de los esfuerzos realizados en el pasado se han concentrado en mejorar las semillas y en asegurar la provisión de un conjunto de insumos que pueda incrementar los rendimientos de los agricultores. Tal enfoque está diseñado como un proceso industrial, en el cual los insumos externos sirven para obtener determinados productos con un modelo lineal de producción. Por el contrario, se deberían favorecer los enfoques agroecológicos inteligentes y específicos para cada sitio, que aumentan la producción, preservan los recursos naturales y se ajustan a condiciones humanas y ambientales específicas. Tales enfoques incluyen al manejo integrado de la fertilidad del suelo, la siembra directa de arroz, el manejo de la humedad en suelos arroceros, la provisión de agua cuando es necesaria y la microirrigación, y una mayor eficiencia en el uso eficiente de fertilizantes. Por ejemplo, el manejo integrado de la fertilidad del suelo
incluye la aplicación de fertilizantes orgánicos e inorgánicos al suelo, practicando a la vez la labranza mínima y aumentando la reutilización de los residuos de cosechas, prácticas que ayudan a proteger el suelo y agregan nutrientes. Muchos estudios en el África Subsahariana han mostrado que el manejo integrado de la fertilidad del suelo aumenta el contenido de humedad del este, mejora la eficiencia en el uso de la energía y aumenta los rendimientos de los cultivos. Además, también aumentan el contenido de carbono orgánico en el suelo, lo que es particularmente importante en esta región (véase, por ejemplo, Bryan
Índice Global del Hambre 2012 | Capítulo 05 | Recomendaciones de política 49
Page 1 |
Page 2 |
Page 3 |
Page 4 |
Page 5 |
Page 6 |
Page 7 |
Page 8 |
Page 9 |
Page 10 |
Page 11 |
Page 12 |
Page 13 |
Page 14 |
Page 15 |
Page 16 |
Page 17 |
Page 18 |
Page 19 |
Page 20 |
Page 21 |
Page 22 |
Page 23 |
Page 24 |
Page 25 |
Page 26 |
Page 27 |
Page 28 |
Page 29 |
Page 30 |
Page 31 |
Page 32 |
Page 33 |
Page 34 |
Page 35 |
Page 36 |
Page 37 |
Page 38 |
Page 39 |
Page 40 |
Page 41 |
Page 42 |
Page 43 |
Page 44 |
Page 45 |
Page 46 |
Page 47 |
Page 48 |
Page 49 |
Page 50 |
Page 51 |
Page 52 |
Page 53 |
Page 54 |
Page 55 |
Page 56 |
Page 57 |
Page 58 |
Page 59 |
Page 60 |
Page 61 |
Page 62 |
Page 63 |
Page 64 |
Page 65 |
Page 66 |
Page 67 |
Page 68 |
Page 69 |
Page 70