LA IMPORTANCIA CRUCIAL DE LAS TIERRAS, EL AGUA Y LA ENERGÍA PARA LOS PEQUEÑOS AGRICULTORES
Los hombres y mujeres pequeños agricultores se encuentran entre los pobladores más pobres y alimentariamente inseguros del mundo. Viven en las regiones más ecológica y climáticamente vulnerables del planeta, y tienen que obtener sus medios de subsistencia en esas condiciones. Haciendo frente a múltiples retos, los agricultores de pequeña escala son quienes alimentan a la mayor parte del mundo, pues producen los alimentos consumidos por un 70% de la población mundial (Grupo ETC 2009). Para muchos de estos agricultores, los escenarios de escasez no son nada nuevo. Debido a la falta de atención prestada al desarrollo agrícola y
rural en las últimas décadas, la tenencia segura de la tierra, el acceso a agua potable y energía han permanecido fuera de alcance para muchas personas, mientras que los sectores agrícolas nacionales han sufrido déficits estructurales y baja productividad. La crisis de los alimentos, los combustibles y las finanzas
(llamada en inglés “crisis de la triple F” por la primera letra de cada sector en ese idioma, “food, fuel & finance”) y los escenarios emergentes de escasez que se discutieron en el capítulo 3, han contribuido a impulsar la agricultura hasta la cúspide de la agenda política global, forzando a los gobiernos e instituciones internacionales a repensar las formas en que el mundo produce y distribuye alimentos. Esto ha traído un énfasis renovado en relación con el potencial de la agricultura, y los gobiernos han intensificado en años recientes los esfuerzos para comercializar sus sectores agrícolas. Tales iniciativas se pueden observar ya en Sierra Leona y la
República Unida de Tanzanía, donde Welthungerhilfe, Concern Worldwide y sus socios cooperan con los productores en temas agrícolas, de desarrollo rural y de seguridad alimentaria. Los gobiernos de ambos países han adoptado iniciativas para acelerar el crecimiento agrícola tanto a través de mejoras en la comercialización para los pequeños agricultores, como de la promoción de la producción agrícola corporativa. Mientras estas iniciativas toman ritmo, la situación en que se encuentran los pequeños agricultores se está tornando más y más precaria. En Sierra Leona, los agricultores locales han perdido ya parte
de la tierra a manos de inversionistas a gran escala. La sociedad civil se está organizando en demanda de transparencia y cuestionando la noción dominante de “modernización agrícola” que ya ha conducido a la adquisición de aproximadamente un 20% de las tierras agrícolas disponibles por parte de empresas extranjeras. En el caso de la República Unida de Tanzanía, Concern está dando apoyo a los pequeños agricultores para obtener títulos de propiedad de sus tierras y para mejorar su acceso al agua conforme el gobierno lleva adelante un programa más amplio para transformar al sector agrícola.
Cómo la presión por la tierra transforma los medios de subsistencia rural en Sierra Leona
Desde que surgió de una guerra civil que se extendió de 1991 a 2002, Sierra Leona ha estado trabajando para superar la pobreza severa y la inseguridad alimentaria. A pesar de tales esfuerzos, el nivel de inseguridad alimentaria sigue siendo alarmante (el puntaje de GHI 2012 del país es de 24,7). La producción nacional de un conjunto de alimentos es inferior a la demanda local y —en contraste con las
décadas anteriores a la guerra— Sierra Leona es un importador neto de alimentos. Al mismo tiempo, 50% a 60% de la población depende de la agricultura para sus medios de vida. Se trata principalmente de agricultores campesinos de pequeña escala dependientes del sistema de barbecho de monte, en el cual se cultiva el terreno por unos cuantos años hasta que la fertilidad del suelo se agota, y luego se dejan los mismos en barbecho de 10 a 15 años.
¿Vastos terrenos disponibles para los pequeños agricultores y también para la inversión extranjera de gran escala? Para abordar los problemas de baja productividad e inseguridad alimentaria, el gobierno de Sierra Leona está promoviendo la modernización agrícola por medio de la mecanización y la comercialización. En 2010 se puso en marcha un Programa de Comercialización para Pequeños Agricultores (SCP, por sus siglas en inglés) de cinco años de duración y una inversión de $400 millones, cuyo propósito es vincular a los pequeños agricultores con los mercados y las cadenas comerciales de valor16
. También ha surgido un énfasis
nuevo en la agricultura comercial a gran escala, en razón del cual el gobierno hace campaña a fin de atraer inversión extranjera directa en agricultura. Delegaciones de inversionistas de China y otras partes han sido recibidas por el presidente; se han llevado a cabo distintos foros sobre comercio e inversión en Londres y Freetown, en 2009 y 2011 respectivamente; y la Agencia de Promoción de las Inversiones y las Exportaciones de Sierra Leona (SLIEPA, por sus siglas en inglés), apoyada por la Unión Europea y otros donantes, promete a los inversionistas un “acceso sencillo a la tierra mediante un proceso tranquilo de facilitación” (SLIEPA 2012a). SLIEPA argumenta que hay vastas áreas de tierra disponible,
con “apenas 15% de los 5,4 millones de hectáreas de tierras cultivables del país en producción a una fecha tan reciente como 2003” (SLIEPA 2012b). Estos datos contrastan con un estudio realizado por el Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ, por sus siglas en alemán) el cual indicó que buena parte de la tierra ya estaba sobreutilizada y que existía poco margen para una expansión agrícola (Bald y Schroeder 2011).
El “Gran Impulso” — ¿Para beneficio de quién? Entre 2008 y mediados de 2012, casi un millón de hectáreas de tierras de labranza del país se dieron en arriendo o estaban en negociación para ser arrendadas17
. Los inversionistas están interesados
predominantemente en palma aceitera, caña de azúcar y cultivos alimentarios tales como el arroz, evidencia de lo mucho que estas transacciones de tierras se encuentran motivadas por la crisis de los alimentos y los combustibles. La mayoría de los proyectos están orientados a la exportación, y al menos un inversionista —Addax Bioenergy, con sede en Suiza y que arrendó 44.000 hectáreas en el norteño distrito de Bombali, Sierra Leona, para la producción de caña de azúcar— apunta a la producción de etanol para exportar a la Unión Europea y para vender electricidad a Sierra Leona a partir de los subproductos (Anane y Abiwu 2011). Aunque los inversionistas buscan satisfacer las necesidades de
consumo en el norte del planeta, se arguye que la inversión extranjera directa a gran escala en agricultura puede tener beneficios también para la población local (véase, por ejemplo, Banco Mundial 2011a). El siguiente estudio de caso preparado por Welthungerhilfe y la
Índice Global del Hambre 2012 | Capítulo 04 | La importancia crucial de las tierras, el agua y la energía para los pequeños agricultores 35
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