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PRISIONES


desarrolla el nivel de custodia más alto mediante la segregación de los crimina- les y terroristas que representan una alta amenaza para la seguridad nacional. En el interior los presos viven en cé-


lulas individuales de escasos 3 metros cuadrados en las que permanecen ence- rrados 23 horas por día, ya que a cada reo se le permite solamente salir de su celda una hora diaria para hacer ejerci- cio de manera aislada. No se les aprueba tener ningún contacto con otros reclu- sos y están bajo constante vigilancia a través de circuito cerrado de televisión. Otro ejemplo de máxima seguridad


es la Prisión de Pelican Bay State (PBSP), una penitenciaría de alta seguridad de California del Departamento de Correc- ción y Rehabilitación de la prisión estatal, la cual está explícitamente diseñada para mantener a lo “peor de lo peor” de los reos en largos plazos de incomunicación. Pelican Bay abrió sus puertas en


1989 y sus instalaciones se encuentran divididas; la mitad de la prisión man- tiene a presos de población general con niveles de seguridad que permiten ejercicio al aire libre y más facilidades mientras pagan su condena. En la otra mitad están los edificios blancos se- parados por una cerca electrificada y tierra estéril conocida como la Unidad Especial de Seguridad (SHU), en donde se evita cualquier contacto entre reos, quienes pasan la mayor parte del día encerrados, observando solamente a través de una puerta de acero perforada en un muro de hormigón. Son vigilados por guardias que están armados todo el tiempo, quienes permanecen en una cabina de control de donde se puede disparar a cualquiera de los seis pasillos con ocho células cada uno. Sin embargo, estas medidas son


cuestionadas y recientemente se han dado casos de huelgas de hambre ma- sivas por parte de los internos en pro- testa por las condiciones en que viven; en noviembre de 2011 murieron tres presos confinados a la unidad Especial de Seguridad.


PRISIONES EN SUDAMÉRICA


En Sudamérica también hay casos de cárceles que llaman la atención por las condiciones de los internos y por las re- beliones que han ocurrido en su interior. Por ejemplo, está el caso de la cárcel de Carandiru, ubicada en São Paulo, Bra- sil. Sus instalaciones fueron construidas por Samuel das Neves en 1920 y en 1956 fue construido un anexo para aumentar su capacidad. El Centro de Detención


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de São Paulo, mejor conocida como Carandiru fue diseñado para soportar a tres mil reos, pero llegó a alojar has- ta ocho mil. En su apogeo, fue el mayor centro penitenciario de América del Sur. En 1992 se produjo la Masacre de


La cárcel de Carandiru


fue diseñada


para soportar a tres mil


reos aunque


llegó a alojar hasta ocho mil; fue el


mayor centro penitenciario de América del Sur


Carandiru, en la que fallecieron 111 reclusos. Ésta se dio un día antes de las elecciones presidenciales, por lo que el hecho se mantuvo oculto a la sociedad. Asimismo, en 2001 fue el centro de la mayor rebelión carcelaria de Brasil, cuando detenidos de las 29 cárceles de São Paulo se amotinaron en horario de visita y tomaron como rehenes a 10 mil personas, dejando un saldo de 20 presos muertos y 80 heridos. Otro aspecto que despierta el interés


en cuanto a las condiciones de los pre- sos, es la convivencia entre ellos y los lu- jos o comodidades a las que pueden te- ner acceso. Tal es el caso de la Prisión de La Sabaneta en Maracaibo, Venezuela. Esta cárcel se caracteriza porque


cuenta con tres zonas (máxima, penal y reeducación) en las que existe un deno- minado preso comandante, figura que obtiene el respeto de los demás presos y quien tiene ciertas comodidades gana- das de acuerdo a la ley del más fuerte, según describen los propios funciona- rios carcelarios de Maracaibo. El área de reeducación es la más co-


diciada, porque dentro de sus instalacio- nes se encuentra una piscina, gimnasio, discoteca y hasta un cuarto reservado para guardar armas; cierto, es la zona más privilegiada pero también la que


mayor número de muertes registra, y es que para acceder a este confort, los reos deben superar varias riñas y disputas, y hasta los internos hacen un juramento para proteger estos espacios. En estas instalaciones que los mis-


mos internos construyeron hace años, se vende licor y cigarrillos y reciben a las prostitutas que ingresan en horas de la tarde del martes o jueves de cada sema- na. Cuando internos no asignados a esta superficie desean ingresar a estos lujos, tienen lugar motines de suma violencia.


LA PRISIÓN DE LA SANTÉ EN PARÍS


La Prisión de La Santé o la Maison d’arrêt de la Santé está ubicada en París y es una de las más famosas de Francia y Europa, porque tiene áreas destinadas para prisioneros VIP y para reclusos de máxima seguridad. Su construcción data de 1861, bajo


el diseño de Joseph Auguste Émile Vau- dremer. Fue inaugurada el 20 de agosto de 1867 y su nombre se debe a que en el predio donde se encuentra (Mercado de carbón), en un principio se construía La casa de Salud. En sus inicios, tenía 500 células, pero


alcanzó las mil en 1900 y ha llegado a soportar a 2 mil reclusos. Una de sus pe- culiaridades es que hasta el año 2000 los internos estaban repartidos de acuerdo a su origen geográfico y étnico en cuatro bloques: Europa occidental, África sub- sahariana, Magreb y Resto del mundo. En su historia sobresale el hecho que


durante la Segunda Guerra Mundial fue usada para encarcelar criminales comu- nes, opositores y resistentes a la ocupa- ción alemana y en julio de 1944 ocurrió un motín que provocó la pérdida de varias vidas debido a la brutalidad con el que fue sofocado por elementos de la Milicia de Vichy. A principios del nuevo milenio, la


prisión fue motivo de escándalo debido al libro que publicara la jefa de cirugía médica de la cárcel, Veronique Vasseur, donde se relata las condiciones de in- salubridad en las que se encuentran los internos. Dicho evento provocó la creación de una comisión parlamentaria para el estudio del centro penitenciario. La Prisión de la Santé comparte fama con la de Fleury-Mérogis, la cárcel más grande de Europa, operada por el Minis- tro de Justicia, localizada a veinticinco kilómetros al sureste de París. Este re- clusorio tiene una población de aproxi- madamente 3 mil 800 prisioneros, con un área para varones, otra para mujeres y un sector para reos juveniles. n


Foto: © Maigi | Dreamstime.com


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