El robo a las unidades de transporte público se está sistematizando para pasar al secuestro y extorsión de con- ductores y sus vehículos.
Las soluciones propuestas resuelven parcialmente el problema, pero no di- suaden a los delincuentes ni permiten a las autoridades recabar elementos de juicio suficientes para iniciar un procedimiento penal.
La mayoría de las veces, las propues- tas están distantes de los adelantos tecnológicos que permiten incremen- tar la eficiencia del trabajo humano.
Los paros de transportistas son sus- pendidos cuando las autoridades se comprometen a asumir medidas es- peciales, tales como establecer alca- balas en las vías y colocar a funciona- rios policiales vestidos de civil en las unidades que transitan por las rutas de riesgo, a las horas en las que suelen suceder los asaltos. No obstante, se está generando una matriz de opinión según la cual las reuniones con las au- toridades carecen de sentido, pues no arrojan resultados prácticos.
¿CÓMO OPERA LA DELINCUENCIA?
Los modus operandi más frecuentes: uno o más individuos abordan las uni- dades, haciéndose pasar por usuarios. Cuando llegan a las proximidades del lugar de escape se levantan y bajo ame- naza de muerte despojan a los pasajeros de sus pertenencias y al conductor del dinero que ha acumulado por su traba- jo. Son acciones que se prolongan por poco tiempo, y aunque los delincuentes no toman ninguna previsión para ocul- tar su identidad, es poco lo que se puede hacer desde el punto de vista policial.
La acción de los delincuentes ha pa-
sado del robo ocasional a la extorsión y secuestro. Los conductores deben pagar una cantidad que varía de acuerdo con el tamaño de su vehículo, pues de lo con- trario el delincuente lo “secuestra” y lo despoja de su herramienta de trabajo. Este procedimiento es denominado el pago de la “vacuna”. Lo señalado por los profesionales del
volante y por líderes de las asociaciones de transportistas, indica que la gran ma- yoría de los robos no es denunciada a las autoridades (cifra negra). Esto reve- la que los delitos señalados tienen altos grados de impunidad, lo que ocurre por los siguientes factores:
- Riesgo inútil: Los transportistas ven que el proceso de tramitación de la de- nuncia les tomará mucho tiempo útil, y probablemente no llegará a nada. Como los delincuentes usualmente son perso- nas de las mismas comunidades, existe el riesgo adicional de que la denuncia se “filtre” a ellos y haya represalias. Por lo tanto, a los trabajadores del transporte les resulta más “económico” continuar trabajando con la esperanza de que no se repetirán los malos momentos.
- Ausencia de pruebas: Debido a que se trata de robos o extorsiones, son es- casas las posibilidades que tiene la víc- tima de reunir las evidencias suficientes para llevar a la cárcel a los delincuentes. La única esperanza es que las autorida- des los sorprendan in fraganti. Esto ha sucedido de manera casual, cuando la unidad en la que se traslada el funciona- rio hacia su vivienda o lugar de trabajo es asaltada por delincuentes.
- Sensación de que no volverá a pa- sar: Aunque se han dado casos de trans- portes que son robados hasta dos veces
diarias, los transportistas se aferran a la idea de que no tendrán que volver a en- frentar la situación de ser asaltados por delincuentes. Entonces no ven necesi- dad de formular la denuncia.
MEDIDAS DE SEGURIDAD APLICADAS
Los transportistas han asumido medi- das preventivas aisladas para prevenir los asaltos tales como:
- El colector: persona que recibe los pa- gos de los pasajeros y funge como disua- sivo para delincuentes solitarios. Ade- más, recogen el dinero obtenido por los conductores cada vez que finaliza una ruta. De esta forma, los asaltantes afec- tarán en menor medida el patrimonio de los profesionales del volante. Tales medidas están ideadas para preservar la vida y los bienes del dueño u operario de la unidad de transporte, pero dejan en estado de indefensión a los pasajeros.
- Policía encubierto: Una de las soli- citudes formuladas por los profesiona- les del volante se refiere a la colocación de funcionarios armados encubiertos adentro de los vehículos. Esta alterna- tiva es similar a la practicada por ae- rolíneas de Estados Unidos, Israel y la Unión Europea para impedir las interfe- rencias ilícitas de aeronaves.
- Alcabalas: La colocación de alcabalas móviles tiene una efectividad limitada, debido a que los delincuentes conocen las horas y los lugares en los que ope- rarán los funcionarios, y evitan cometer sus asaltos en esas circunstancias. Los puntos de control tienden a convertir- se en una rutina, y por lo tanto pierden efectividad.
Por lo visto, ninguna medida garanti-
za una cobertura amplia para los opera- rios y los usuarios del servicio. El riesgo para ellos se incrementa en las horas nocturnas, cuando los policías finalizan su turno diario y solamente quedan algu- nos efectivos de guardia para atender las emergencias o participar en operaciones previamente diseñadas y pautadas. Por esta razón, algunas partes de la ciudad se quedan sin el servicio de transporte co- lectivo de superficie a partir de las 9 pm. Una solución viable consiste en el
desarrollo de un sistema de alerta cuya finalidad es garantizar una respuesta inmediata de las autoridades policiales ante las situaciones de emergencia que se presenten en las unidades de trans- porte público.
SEGURIDAD PÚBLICA 121
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