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EL PROFESIONAL OPINA


mún desde la aparición del walkman de Sony en 1979, cuyo problema de se- guridad es el uso de los audífonos que aíslan a la persona de su entorno y anu- lan su capacidad para detectar riesgos, como un robo o asalto, hasta algo más dramático, como lo ocurrido a Iván Le- obara Molina, un joven de 26 años que en junio pasado murió arrollado por una locomotora en el municipio de Paso del Macho, en el estado de Veracruz, al usar sus audífonos para escuchar música y por ello no se percató de las adverten- cias de la locomotora, ni de los gritos de los vecinos. En la actualidad es común ver a gran


cantidad de personas que caminan por las calles con sus pertenencias, mochi- las o bolsos en la mano, utilizando estos dispositivos y exponiéndose a esta clase de riesgos. También son frecuentes los casos de robos de pertenencias, en es- pecial de bolsos de mujeres, que van dis- traídas escuchando música o utilizando teléfonos móviles, con o sin audífonos, lo cual añade otro factor de ocasión para el ladrón. Además de la distracción, la exposición de un objeto de valor y el te- ner las manos ocupadas, abre al ladrón un mundo cada vez mayor de oportuni- dades, de tal suerte que con una simple combinación de “jalón y empujón” des- poja a las personas de sus pertenencias. Los dispositivos de comunicación


móvil representan otro tipo de ries- go por distracción, con el agravante de que no sólo aíslan del entorno, sino que distraen la atención del entorno hacia las pantallas para ver lo proyectado, así como para la manipulación de los tecla- dos para responder por medio de men- sajes de texto. Estas posibilidades de riesgo por el


uso de reproductores de audio, de video o de dispositivos de comunicación mó- vil, se incrementan significativamente cuando la persona va conduciendo un vehículo por la perspectiva de un ac- cidente de tránsito, situación muy fre- cuente a pesar de que existen regulacio- nes que sancionan este tipo de prácticas. Los ladrones y delincuentes no son


el único riesgo que existe para las per- sonas, sino también los accidentes, los cuales estadísticamente tienen mayor probabilidad de que ocurran. El proble- ma es que la mayoría de las causas de accidentes las provocan las propias víc- timas por sus descuidos, distracciones, errores y omisiones; en algunos casos, por un mal uso o incluso abuso de las comodidades. La decisión a este respec- to es, en consecuencia, qué usar y sobre todo, dónde usarlo.


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gran mayoría de las naciones europeas y que fue orgullo, muestra y base del éxito económico de la integración europea. Sin embargo, a raíz del crecimiento y globalización del terrorismo, así como del incremento de la migración ilegal desde naciones en conflicto, en especial africanas, se ha generado una iniciativa para revertir o al menos imponer limi- taciones a esta facilidad por parte de los países que se han sentido afectados por este fenómeno, encabezados por Fran- cia e Italia, principalmente. Las facilidades pueden propiciar y


FACILIDADES La cuestión de las “facilidades” cons- tituye probablemente el rubro de ma- yor confrontación con la naturaleza restrictiva de la seguridad, ya que por distorsión de la realidad, errores de apreciación o simple conveniencia, se malinterpreta a dichas facilidades como atributo de libertades, y a las restriccio- nes de seguridad como un atentado con- tra éstas. De hecho, paradójicamente en ocasiones en nombre de la “defensa de las libertades” se ha llegado al abuso de las restricciones, limitando precisamen- te la disponibilidad, el acceso y el goce de las facilidades. Aunque también es cierto que al amparo de las facilidades se han perpetrado graves daños. Un caso muy conocido es la gran


facilidad para adquirir armas de toda clase por los particulares en los Estados Unidos, defendida por la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) al amparo de la Segunda En- mienda Constitucional. Facilidad que ha dado lugar a matanzas de civiles como en la Universidad de Texas, en Austin, en 1966 (14 muertos y 32 heridos); en la escuela secundaria de Columbine, en Colorado, en 1999 (13 muertos y 24 he- ridos), y en el Tecnológico de Virginia, en 2007 (33 muertos y 29 heridos). Y que también ha sido aprovechada para abastecer a grupos de delincuencia or- ganizada en muchos países, entre los cuales México ha sido significativamen- te afectado. Otro caso en este sentido son las fa-


cilidades para el libre tránsito de perso- nas y bienes entre los países de la Unión Europea, establecido a través del Acuer- do de Schengen, firmado en 1985 y vi- gente desde 1995, al cual se adhirieron la


generar beneficios y prosperidad, pero no son gratuitos, sino que tienen un costo, en ocasiones, de seguridad. Cos- tos que posiblemente no se manifiesten inicialmente o bien se produzcan por un cambio de circunstancias. Cambios que obliguen a revalorar en términos de costo – beneficio si vale la pena man- tener las facilidades o modificarlas, en especial cuando el “ladrón” se empieza a aprovechar de ellas.


RENTABILIDAD El enfoque de “economía” constituye un factor que compromete la efectividad de la seguridad, ya que se enfoca a limitar la asignación de recursos bajo una pers- pectiva de eliminar o al menos reducir los “gastos improductivos”, entre los que se suele considerar a la seguridad y sus requerimientos. El problema es que en el ámbito de la seguridad, las limitacio- nes a los recursos inducen alguna forma de insuficiencia funcional, lo que redun- da en degradación de su efectividad y su consecuencia directa es incrementar el grado de exposición a la ocurrencia de riesgos. Consecuencia que cuando se manifiesta es porque ya ha ocurrido el riesgo y muy posiblemente los daños, lo que para los propósitos de la seguridad es “demasiado tarde”. La forma más generalizada de su-


puesta economía son los turnos de 24 x 24 en los servicios de seguridad con pre- sencia de personal en modalidades de protección a personas (guardaespaldas) o a instalaciones (guardias intramuros) y en menor medida a trasportes (custo- dias). El beneficio económico se deriva de que se utiliza el mínimo posible de elementos para desplegar una cobertura total de 24 horas. El inconveniente fun- damental es que se exige al factor huma- no que permanezca en condiciones fun- cionales por un periodo prácticamente imposible sin recurrir a alguna clase de “apoyos”, ya sea tomar descansos o in- cluso recurrir a sustancias estimulantes, ya que es inevitable un desgaste f ísico


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