casos y rostros
tario venezolano. La cinta fue rodada en 50 días en formato 16mm, pero las cifras o formatos no fue donde se escondió la mayor dificultad del rodaje. “Lo más difícil fue filmar las escenas
profesional en Venezuela. Ahí nació la idea de la película”. A cuatro manos, Marcel y Owen
comenzaron a escribir el guión. A la quin- ta versión, aplicaron a un programa para desarrollo de guión donde decantaron el meollo de la historia. “En Venezuela, A & B Producciones me apoyó desde que la historia estaba en una servilleta. Los tipos “fliparon” con la idea. Yo tenía tiem- po trabajando y dirigiendo con ellos y lle- gué de Australia con ese proyecto. Conse- guimos el financiamiento del CNAC para hacer la película y ahora, 4 mil millones de bolívares de los viejos después, esta- mos a punto de estrenarla”. Los protagonistas tenían que ser dos
chamos prácticamente adolescentes, que además de tener un talento futbolístico tipo Messi o Zidane, soportaran dramá- ticamente la historia sobre sus hombros. “Fue una tarea muy ardua encontrar
el talento”, cuenta el Director. “Comenza- mos a buscar un año antes y vi chamos de todos lados. Chamos de televisión, de teatro, conocí todas las escuelas de fút- bol. A quienes venían a las pruebas, no les mostraba el guión. Conversaba con ellos y les preguntaba de su vida, tratando de indagar cuánto de su realidad tenía que ver con los personajes que iban a inter- pretar. Si para algunos papeles iba a tra- bajar con ‘no actores’, tenía que encon- trar al menos lazos muy claros de su vida personal con la vida de los protagonistas. Al final, hice como 600 entrevistas para los dos protagónicos y encontré oro.” Así, Fernando Moreno interpreta al
hermano menor, un genio del balón que marca goles excepcionales y tiene una
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convicción importante con su familia (no es hijo natural, sino hermano de crian- za). Moreno es un descubrimiento para las pantallas que el director describe como “el próximo Gaél García Bernal” o
“el próximo Edgar Ramírez. Ese chamo es un monstruo.” “Al hermano Mayor, Julio, lo conseguí
en Guatire”, cuenta Rasquin. “Estábamos buscando locaciones y vimos una ‘cai- manera’. Alguien me dijo que había un chamo por ahí que se llamaba Eliú. Él no había visto una cámara en su vida. Vino a la entrevista y se abrió muchí- simo conmigo. Encontré en él un actor excepcional. “Cerré el casting seis meses antes de
filmar, cosa que no se hace aquí en Venezuela. Fuimos a taller de actuación y desarrollo de personajes con Prakriti Maduro, Beto Benitez y Edgar Ramírez, donde los muchachos hicieron un taller de formación actoral de seis meses súper intenso. Cuando llegamos al set, cono- cían de arriba abajo a sus personajes y la película, salvo algunas escenas que guar- dé para improvisarlas allí. En las maña- nas entrenaban con el Caracas Fútbol Club para que también sintieran de cerca la experiencia del atleta profesional. No son actores famosos, pero son actores fabulosos”.
No más prórroga
Desde que se anunció su inminente
llegada a los cines, Hermano ha tenido al menos cinco fechas tentativas de estreno. Finalmente, el público podrá apreciar la primera película de uno de los directo- res más conocidos en el mundo publici-
| Especial Día del Padre | Junio 2010
de fútbol. En el setting visual de una pelí- cula de béisbol, el drama suele centrarse entre catcher y pitcher, pero en fútbol, la acción puede estar en cualquier parte. La audiencia está acostumbrada a ver trans- misiones de fútbol con más de 20 cáma- ras. La transmisión de la Champions que yo investigué tenía más de 30 cámaras en el campo. Yo, obviamente, no me podía dar ese lujo, pues tenía una sola. Debía coreografiar y repetir una y otra vez jugadas que terminaban siendo un supli- cio horrible. Lo que sí pude hacer, es lo que no hacer las cámaras de televisión… Meter la cámara en el campo como si se tratara de un jugador más. Siento que la película narra el fútbol de forma osada y con adrenalina, como si tú fueras parte del juego”. Aunque Marcel asegura que hasta su
último bolívar está en esa película, agre- ga que sus pretensiones no son econó- micas ni financieras. “Mi sueño es que la vea la mayor cantidad de gente, den- tro y fuera del país, y que esta película dé notoriedad a las personas que parti- ciparon en ella para que puedan estar en otros proyectos. Creo que Hermano va a generar una ruptura en el cine venezo- lano. Mi relación con él es de amor-odio. Yo ahora formo parte del cine venezolano que, tristemente, se considera un géne- ro en sí mismo. Los cineastas estamos trabajando por segmentarlo mejor. Creo que hay espacio para contar historias de todo índole y tipo, de todos los andares de la vida, pero sí ha padecido de muchos problemas que se ven en la pantalla y que en definitiva percibe el espectador. Esto ha generado una resistencia natural del público hacia nuestro propio cine que no es infundada”, confiesa Rasquin. “Cuando llegas a la taquilla con la
novia, te preguntas ‘qué ver’, decides por apoyar al cine venezolano y te llevas un chasco, la próxima vez lo vas a pensar. Todas las filmografías del mundo luchan contra eso, no es un problema exclusivo del cine local. La enorme tarea de los cineastas venezolanos es revertir esa sensación de insatisfacción de la audien- cia con mejores películas, que siento que se están haciendo.”
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