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Elecciones y Empresa:


Sin embargo, este proceso de información y comunicación entre el mundo de los negocios y las empresas y el Regulador debe estar presidido por prácticas que permitan salvaguardar la independencia de las partes en acción.


de decisiones por parte del Regulador se caiga en la tentación de una visión a corto plazo, entendible dentro de los parámetros del mundo de la política, pero que podría equilibrarse a través del constante flujo de información y datos de los que puede pro- veerse el Regulador al mantener un contacto fluido con el mundo empresarial y de negocios. En definitiva, el proceso de lobby, en una socie-


dad abierta y democrática, facilita la oportunidad para que se expresen opiniones que, quizás, si no existieran estos canales de comunicación abiertos y estables, no participarían en el proceso de toma de decisiones del Regulador. Sin embargo, este proceso de información y co-


municación entre el mundo de los negocios y las empresas y el Regulador debe estar presidido por prácticas que permitan salvaguardar la independen- cia de las partes en acción.


La relación con el Regulador debe ajustarse a prácticas virtuosas En 2005, el grupo internacional, sin ánimo de lucro, Ac- countAbility (www.accountability21.net), que, desde 1995, se dedica a promover soluciones responsables que garanticen el desarrollo sostenible, entre ellas las referentes a la interacción y comunicación entre Stakeholders, realizó y publicó, bajo los auspicios de las Naciones Unidas (ONU), un trabajo sobre el futu- ro del lobby llamado Towards Responsible Lobbying. Leadership and Public Policy. Este estudio propone un marco de referencia y las normas que deben presidir la relación entre el mundo de los negocios y las em- presas, por una parte, y el Regulador y los responsa- bles de políticas públicas, por otra. El objetivo del trabajo, según sus autores, es in-


tentar entender la forma a través de la cual las orga- nizaciones, y, especialmente, las empresas, influyen en la consecución de los objetivos del desarrollo sostenible mediante el proceso de lobby y cómo, de


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forma complementaria, los gobiernos influyen en la “cadena de valor” del lobby. El estudio, que no es meramente académico,


contiene, también, recomendaciones sobre cómo las empresas deberían realizar lobby de una forma responsable e intenta mostrar al Regulador cómo el lobby de las empresas podría ayudar a moldear su capacidad de desarrollar y poner en práctica políti- cas públicas que coadyuven al desarrollo sostenible. En resumen, este trabajo – al igual que otros reali-


zados posteriormente por organizaciones como, por ejemplo, la Unión Europea y su “Papel Verde sobre la Transparencia europea” de mayo de 2006 – define el Lobby Responsable como un modelo ejemplar de colaboración entre las empresas y el Regulador. Dicha colaboración debe desarrollarse de acuer-


do y de forma consistente con la Visión, la Misión y la Estrategia de una compañía y, además, con sus Polí- ticas Internas, su Compromiso con sus Stakeholders y sus Acciones y Actividades. Igualmente, las compañías deben colaborar en el


avance de la puesta en práctica de Principios y Valo- res universalmente aceptados en la actividad empre- sarial y de negocios. Lo interesante de este modelo propuesto por Ac-


countAbility es que parte del reconocimiento de la premisa, para ellos indiscutible, de que las empresas y el mundo de los negocios tienen mucho que decir en la consecución de los objetivos del Desarrollo Sos- tenible, que están tomando un creciente papel activo y visible en la formulación y la puesta en práctica de políticas públicas y se encuentran en un momento crítico de la asunción de la filosofía y los principios de la Responsabilidad Corporativa. Toda una declaración de principios sobre el legítimo derecho que ampara la relación entre las empresas y el Regulador. Pero las premisas de partida del concepto de Lo-


bby Responsable van aún más allá porque admiten que las empresas y el mundo de los negocios no son los únicos actores en el proceso de Lobby.


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