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EL COMPLEJO DE ZELIG EN LA TOMA DE DECISIONES


EL COMPLEJO DE ZELIG EN LA TOMA DE DECISIONES


El arte de hacerse preguntas para ser tú mismo PoR BEGoñA GoZALBES


l síndrome de Zelig es una afec- ción insólitamente rara de la que existe un único caso descri- to en toda la literatura médica. En 1983 Woody Allen filma una película titulada Zelig cuyo per- sonaje principal Leonard Zelig, e interpretado por el mismo Woo- dy, es capaz de mimetizar la per- sonalidad de los que le rodean.


Su personaje muestra una persona excesiva- 50 42


mente insegura, muy necesitado de la aprobación de las personas que le rodean e incluso se transforma físicamente para llegar a ser uno más del grupo. Su mayor objetivo, como bien describe el personaje, es que “Quiero caer bien”, lo que le lleva a desarrollar una capacidad camaleónica de convertirse y mime- tizarse en aquel que tiene delante: en obeso si está entre obesos, en nazi si se encuentra entre nazis, ad- quiere la conducta y la postura de chinos cuando se encuentra entre chinos, negro cuando está entre ne- gros, medico, fontanero, psicólogo, panadero, arqui- tecto, etc. Así es Zelig. Como en muchas situaciones somos nosotros en algún momento en la toma de decisiones. Siendo muchas las ocasiones que toma- mos decisiones sin pensar, por el simple hecho de ser aceptados, de caer bien. La realidad es que la vida política de un perso-


“CUANDO UNA PERSONA CON UNA PROYEC- CIÓN PÚBLICA TOMA DECISIO- NES DESDE EL MIEDO, IRREMEDIA- BLEMENTE LE LIGARÁN Y LE ATARÁN AL PASADO”.


naje publico está basada en una constante toma de decisiones, y muchas veces son ejecutadas de una forma mecánica sin ser consciente que todo está relacionado entre si y sin pensar que aquello que vive hoy está basado en las decisiones que tomó ayer; y que mejor ejemplo que José Luis Rodríguez Zapatero, ex presidente del Gobierno de España, que sufrió las consecuencias de la demora en su toma de decisiones no aceptando la realidad de una crisis y llevándole a una salida forzosa y ade- lanto de las elecciones. ¿Qué hubiera pasado si Zapatero no se hubiera


anclado en el pasado en su decisión de no reconocer una crisis que a su vez existía a nivel mundial y cu- yos líderes europeos ya estaban tomando medidas para solucionarla? ¿Qué hubiera sucedido si hubiera buscado un futuro más inspirador y realista?


Marzo • Abril 2012 Hablar de la toma de decisiones no es algo


nuevo ni tampoco innovador, sin embargo hacerlo desde un nuevo prisma, desde el “coaching”, y el arte de hacerse preguntas, despeja y ayuda a en- frentarse con la realidad. Las buenas preguntas en la toma de decisiones posicionan o alejan al po- lítico de la realidad, y de su objetivo, estimulán- dole hacia un futuro lleno de posibilidades y, por supuesto, diferente al presente vivido. Lo primero que un político necesita es cuestionarse, cono- cerse y dar respuesta a preguntas basadas desde un futuro prometedor y no anclarse en el pasado. Existen preguntas en un proceso de coaching que ayudan a contextualizar el marco de actuación. ¿Qué no te perdonarías no haber hecho hoy cuan- do tienes poder para hacerlo? o ¿Cómo quieres ser recordado dentro de diez años? Cuando una persona con una proyección públi-


ca toma decisiones desde el miedo, irremediable- mente le ligarán y le atarán al pasado. Existe una confianza constante de pensar que, aferrándonos a lo conocido, las decisiones nos mantienen a salvo, lo mismo que a su vez los temores, a los que nos enfrentamos, nos reafirman que tenemos que ser felices con lo que tenemos. ¿Cuantas veces vemos parálisis en las decisiones políticas, aunque padez- ca la sociedad, aunque sufra el que no las toma, aunque no guste como está la situación, aunque, aunque, aunque… y seguimos aceptando una situa- ción ante el miedo vivido? Y la realidad es que, o avanzamos o retrocedemos, no hay termino medio. Nunca estamos estancados aunque nos lo parezca, cada decisión cuenta por insignificante que pueda parecer y nos conduce a una dirección. Incluso la decisión de no hacer nada tiene efecto, pues sigue siendo una decisión. otra de las preguntas a las que un político


puede dar respuesta es ¿si controla la situación o realmente busca complacer a otros? Así es como el presidente Kennedy tomó la decisión de asumir el fracaso en la contienda de la Bahía de Cochinos de 1961, fue derrotado y neutralizado por el ejército de Fidel Castro en menos de 72 horas y en la que los norteamericanos quisieron liberar a Cuba del régimen castrista.


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