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ANDALUCÍA, ENTRE EL PRINCIPIO Y EL FIN


ANDALUCÍA, ENTRE EL PRINCIPIO Y EL FIN


POR JUANJO IbáñEz


a no caben excusas. Todo pa- recía pendiente de que el 38 congreso de los socialistas fi- nalizara para que en Andalu- cía el espacio informativo se lo llevara el proceso electoral que debe finalizar el próximo día 25 de marzo. El campo de batalla está delimitado, los contendientes


también, al menos los primeros espadas. En liza 3 ó 4 opciones para entrar en el Parlamento andaluz. Con toda seguridad, PSOE, PP e IU. Tiene posibilidades UPyD, el partido de Rosa Díez, que si consigue reva- lidar los resultados obtenidos en Andalucía el pasado 20N, es más que probable no sólo que entre en la cá- mara andaluza, sino que además su papel sea deter- minante en la formación de un Gobierno u otro. Esa sería una de las novedades que el 25M nos


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podría dejar a nivel político en Andalucía. Pero no la principal. Lo que de verdad está en juego es un cambio de color político en un ejecutivo que siem- pre ha estado gobernado por el mismo partido, el Socialista. Nunca el Partido Popular ha estado más cerca de obtener lo que sin duda debería conside- rarse como un triunfo histórico. Javier Arenas, su líder más sólido, nunca se ha visto mejor posiciona- do para obtener el premio final, y eso que lo ha in- tentado en 33 años con 4 partidos diferentes (UCD, CDS, Alianza Popular y Partido Popular ahora). Lo tiene todo a favor, al menos a priori. En fren-


“NUNCA EL PARTIDO POPULAR HA ESTADO MÁS CERCA DE OBTENER LO QUE SIN DUDA DEBERÍA CONSIDE- RARSE COMO UN TRIUNFO HISTÓRICO”.


te tiene a un PSOE andaluz que acaba de salir muy tocado del congreso de Sevilla, con un liderazgo cuestionado en la persona de Pepe Griñán y con un elemento más a sumar: el hartazgo de muchas ge- neraciones de andaluces y andaluzas que sólo han sido gobernados por un único partido. Es verdad que desde el primer instante, la di-


rección federeal socialista, y su flamante secretario General, Alfredo Pérez Rubalcaba, se han esfuer- zado sin disimulo en reformar la figura de Griñán que, a pesar de todo, es el Presidente del PSOE, sus- tituyendo a Manuel Chaves en el puesto (por terce- ra vez, pues ya lo hizo como Presidente de la Junta y como secretario General de los socialistas anda- luces, en marzo de 2010). A pesar de eso, los titula- res de las jornadas inmediatamente posteriores a


la cita congresual, no dejaban muy bien parada a la cúpula regional del PSOE andaluz. En estos días, en los que se confeccionan las listas que deberán elegir los ciudadanos en cada una de las provincias, se podrá ver si efectivamente el PSOE acude unido y en bloque a la cita del 25M, o la guerra se ha des- atado definitivamente. En cualquier caso, los socialistas salen a la pales-


tra con un conjunto de ideas fuerza que serán las que sostengan el armazón del discurso de este partido para las elecciones. Por un lado, marcar la diferencia con el PP en las políticas que, a juicio del partido di- rigido por Rubalcaba, descansa en un modelo soste- nible de economía y el valor de las políticas sociales.


DAVID CONTRA GOLIAT Hace algunos años hubiera sido impensable con- templar un escenario con dos rivales tan desequili- brados y con un PSOE en tan franca desventaja. Las elecciones del 22 de mayo de 2011 y las del 20 de noviembre, han dejado un mapa español completa- mente azul. Destaca en rojo, como la famosa aldea gala de Astérix, la Comunidad Autónoma andaluza. Las escasas posibilidades de éxito del PSOE pa-


san, no por conseguir la victoria electoral, sino que el PP no consiga la mayoría absoluta. Desde hace 2 años, el partido de Arenas lidera las encuestas y su progresión ha ido in crescendo de manera inin- terrumpida, in crescendo hasta los dos últimos meses, en los que sus oponentes han visto estre- charse el margen entre ambos. En cualquier caso, la distancia es tal que resulta imposible pensar en un vuelco mayúsculo. Por eso, la única opción que le queda a la izquierda andaluza es la de impedir que el PP alcance la mayoría absoluta. Esa circunstan- cia invita a pensar en una campaña muy disputada y tremendamente polarizada. El PP en Andalucía tiene a su favor un impor-


tante poder institucional, además de un aparato propagandístico considerable. A eso hay que su- marle el aliado que en Moncloa es Mariano Rajoy. La política del Presidente del Gobierno está cen- trada en no hacer absolutamente nada que pueda causar una pérdida de votos de su electorado en Andalucía. En ese contexto hay que situar que Es- paña aún no tenga una Ley de Presupuestos -pedi- da por la Comisión Europea y desoída por Rajoy- o


Marzo • Abril 2012


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