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ARTÍCULO


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la sociedad. El financiamiento público no gene-


ra incentivos para que los partidos ha- gan adecuada gestión del gasto, ya que les provee de un ingreso cuyo monto es prácticamente determinado por ellos mismos. Tampoco genera incentivos para que los partidos desarrollen actividades encaminadas a acercarse a los ciudada- nos y obtener el apoyo de la comunidad, en este caso, el apoyo económico. Por otra parte, el financiamiento pú-


blico, ha propiciado el empoderamiento de la burocracia central de los partidos políticos que es, en última instancia, la destinataria y administradora de esos fondos públicos. Por estas y otras razones, emprender


contrarreformas al respecto es necesario cuanto antes en México. El financiamien- to de los partidos debería ser principal- mente de tipo privado. El financiamiento privado de los


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partidos políticos les obliga a cultivar su credibilidad y a acercarse a los electores, lo que potencia además, el resto de sus programas y actividades, así como su democracia interna. Los partidos han ido perdiendo prestigio en la medida que la gente ve que se sirven del erario. Contrariamente a lo que muchos


piensan, la limitación del financiamien- to privado ha generado mayor opacidad. Muchos partidos y candidatos, aceptan donativos privados sin reportarlos, lo que alimenta la inequidad respecto de quie- nes sí cumplen con la norma, y obscurece las relaciones de interés y los posibles tra- tos de favor. El financiamiento privado en cambio, transparenta esas relaciones, y el simple riesgo de que el tráfico de influen- cias pueda ser conocido por la opinión pública se convierte en el mejor antídoto contra ellas. El financiamiento privado hace que


los partidos políticos estén sujetos a un control mas eficiente por parte de los ciu- dadanos, ya que estos pueden castigar la mala actuación de aquellos mediante el retiro o la reducción de sus aportaciones. En el sistema de financiamiento público, o predominantemente público como el de México o el de España, los partidos po- líticos tienen menos que perder, en virtud


Marzo - Abril 2013


de que, independientemente de su actua- ción, sus ingresos están prácticamente asegurados. Curiosamente, justo en estos dos países, donde se ha privilegiado el financiamiento público sobre el privado, es donde mas escándalos financieros han tenido los partidos políticos y sus candi- datos; algunos de esos escándalos están justo en estos días en los periódicos. Desde mi punto de vista, países como


México o España, debería voltear pronto a ver los sistemas de financiamiento priva- do de otros países y emprender reformas que ayuden a mejorar la credibilidad de sus sistemas de partidos. En vez de limi- tar el financiamiento privado, lo que de- bería limitarse es justamente el financia- miento público, como ocurre en Alemania u otros muchos países en los que se es- tablece que el financiamiento público no puede superar el cincuenta por cien- to (50%) del financiamiento total de un partido político; es decir, se incentiva la procuración de fondos privados por parte del instituto político y de sus candidatos y solo después de eso, el Estado le entrega otra cantidad igual a la que hayan conse- guido por su propio esfuerzo. La prohibición de aportaciones em-


presariales también debería ser revisada. La prohibición no ha evitado esas aporta- ciones, solo las ha ocultado a la opinión


pública, en detrimento de quienes sí se ajustan a la ley. Transparentar las apor- taciones empresariales supone un bene- ficio adicional, la opinión pública podría conocer perfectamente cuales son los in- tereses con los que cada partido político y candidato se identifica y defiende. En fin, la incidencia del tema finan-


ciero en la política electoral y consecuen- temente en la cosa pública es muy alta, y por lo tanto, es un asunto prioritario para las democracias del mundo. Sin em- bargo, encontrar el justo medio, entre los dos grandes valores en pugna, es decir, el punto medio entre el valor consistente en las libertades individuales que propug- nan por permitir a los ciudadanos aportar su donativo o contribución al candidato o al partido político de su preferencia, y en


El financiamiento privado de los partidos políticos les obliga a cultivar su credibili- dad y a acercarse a los electo- res, lo que potencia además, el resto de sus programas y actividades, así como su democracia interna.


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