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a ARTÍCULO


de ser entendido como un instrumento al servicio de la sociedad, integrado por una serie de normas de carácter formal -susceptibles de ser modificadas y actua- lizadas adaptándose a las exigencias del protocolo moderno y a los cambios que se van produciendo en la sociedad-, enca- minadas a definir la presidencia, la prece- dencia, los símbolos, las intervenciones y los comportamientos en los actos oficia- les, cuya finalidad última es, por un lado, dar una imagen fiel de lo que representan las autoridades y personalidades que los protagonizan y, por otro, transmitir un mensaje a través de la ceremonia. No obstante, de la visión de muchos


actos, a veces el espectador se lleva la im- presión de que, como decíamos anterior- mente, el protocolo es algo trasnochado, muy estático y rígido. Además, un error co- mún es el de reducir el protocolo al ámbito de las precedencias, el orden y colocación de los protagonistas e invitados, minimi- zando otros factores como el ceremonial o la simbología que tiene un mensaje siem- pre que transmitir porque no debemos ol- vidarnos que mediante los actos o eventos se comunica un proyecto y su relevancia, convirtiendo al mismo en vehículo de co- municación: qué queremos comunicar, de qué forma, cómo, a quién y por qué. Dicho lo cual, también es cierto que,


en la actualidad, las reglas de juego tradi- cionales del protocolo se están rompien- do. La imaginación, la desjerarquización o relajación de las reglas y la tecnología para buscar nuevos formatos en la orga- nización de eventos son las nuevas ten- dencias para buscar el impacto, la sorpre- sa y comunicación deseada, no sólo de los presentes, sino de los medios de comuni- cación y la opinión pública. La necesidad de que los mensajes lle-


guen con fuerza y nitidez propicia la ac- tualización de las antiguas técnicas y re- glas, antes incuestionables, y la búsqueda de nuevos escenarios y desarrollos proto- colarios, rompiendo su aplicación estric- ta en aras de mayor frescura, agilidad, creatividad y flexibilidad. Convencido de la idea de que “todo comunica”, la planifi- cación y gestión inteligente del protocolo se convierte así en nuestra mejor herra- mienta estratégica de comunicación.


Como suele decirse, los extremos


nuca son aconsejables y, si algunos con- sideran que el protocolo aplicado de una manera estricta puede contener una carga negativa, flexibilizarlo en exceso tampoco será la mejor opción y, en todo caso, debe realizarse dentro de la lógica y el tipo de acto desarrollado, manteniendo la aplicación de unos mínimos criterios que eviten situaciones incómodas. Por otra parte, según el tipo de acto


del que nos ocupemos, podremos confe- rirle un sentido u otro. El factor sorpresa cada vez está más presente en los even- tos junto a la necesidad de compartir experiencias y transmitir a través de los cinco sentidos (tacto, vista, oído, olfato y gusto), algo que sin duda potenciará el impacto y generará una imagen difícil de olvidar. Es decir, la tendencia actual para acercarse al éxito, ya sea en el ámbito de lo institucional como de lo corporativo, serán actos hechos a medida, singulares,


Por eso es fundamental preguntarnos


a la hora de organizar un acto, ¿qué se pretende con él? Con la respuesta obteni- da podremos diseñar un guión armonio- so y poner a trabajar al protocolo, porque detrás de cada acto hay un mensaje que transmitir que se hace a través del len- guaje de las formas, los gestos, la decora- ción y la suma de múltiples detalles. Todo esto, como teoría, está muy bien,


pero ya en el campo de su aplicación prác- tica, debemos pensar en la normalización de diversas herramientas que nos ayudan en nuestra tarea de comunicar mejor y contactar de forma eficaz con nuestro público. Para ello debemos romper una lanza a favor de las nuevas herramientas y formatos comunicativos que no tienen por qué afectar al ceremonial del acto y actualizarse a los nuevos tiempos. Es muy loable que sigamos el guión de un evento que tiene una antigüedad de, por ejem- plo, trescientos años, pero adaptándolo al siglo XXI, o ¿acaso lo vamos a realizar -en aras del respeto a la tradición- bajo la luz de las velas, teas y antorchas, porque originalmente no había luz eléctrica? Algunos actos, por muy tradiciona-


En la actualidad, las reglas de juego tradicionales del protocolo se están rompiendo


les que sean, deberían oxigenarse fruto de la lógica evolución de los tiempos y la reflexión serena y pausada, sin que ello conlleve menoscabo alguno de su acervo cultural o histórico. No se trata de elimi- nar su simbolismo, sino una puesta al día, que no suponga un alejamiento con la opinión pública, sino todo lo contrario, buscar la naturalidad y una imagen trans- parente que conecten a los ciudadanos con sus representantes. Pues bien, para ello debemos buscar


innovadores que seduzcan a sus públicos objetivos, que conciten el interés mediá- tico, que provoquen fidelización y refuer- cen la imagen de la institución organiza- dora.


organizar nuestros actos en nuevos espa- cios y ambientes, propuestas vanguardis- tas, escenografías mediáticas, entornos comunicativos que hablen por si solos, en los que la localización, el marco, ya sea el mensaje, configurando una visión dife- rente del protocolo. Incluso recurramos a la “realidad aumentada”, que puede llegar a simplificar los actos, resultando más barato e impactante, para llamar la atención de una audiencia cada vez más difícil de sorprender. Tampoco creo que sea complicado conjugar la tradición y costumbres con


Marzo - Abril 2013 29


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