a ARTÍCULO
EMOCIONAR La imperante necesidad de una comunicación política emocional en el s.XXI
EL ARTE DE
La relación de la gente con la política ha cambiado y se ha adecuado a un modo más de consumo.
POR: IGNACIO TABOSO C
omo consecuencia de los cambios sociales que han de- bilitado las barreras entre las distintas esferas de la vida, la política se encuentra cada vez
más entremezclada con la cultura popu- lar. Lo que conlleva a que ahora busque- mos ciertos tipos de experiencias emocio- nales también en la política. La relación de la gente con la política
ha cambiado y se ha adecuado a un modo más de consumo. Aunque este “consumis- mo” de la política se haya descrito amplia- mente, sus implicaciones en la implemen- tación de las emociones es un terreno que apenas se ha explorado. Desde la base de la sociología de las
emociones, desde este artículo, pretendo adentrarme en la necesidad y en la efi- ciencia de la comunicación política emo- cional: nuestra meta será conocer el bo- tón que podremos presionar para obtener mensajes muchísimo más eficaces desde el punto de vista estratégico. Una de las contribuciones que la
sociología ha hecho a la comunicación política (y de la que nos apoyaremos am- pliamente) es el hecho de identificar los grandes cambios sociales y culturales que intervienen en el proceso democrático e influyen sustantivamente en la comuni- cación política. Teniendo en cuenta también que la cul-
tura popular se sustenta en sentimientos (en la expresión y manejo de las emocio- nes), la incursión de los valores populares
en la política, lleva consigo que ahora bus- quemos cierta clase de experiencias emo- cionales en ella, algo que no pasaba antes. Esto puede tener dos consecuencias
claras: la primera, que tanto la política y la comunicación empiezan a ofrecer más de esas experiencias en torno a lo que le im- porta a la cultura popular. La segunda, que comienza a ser una extensión de las preocu-
paciones de la mayoría de la gente, así como el crecimiento del defícit democrático. Éste se entendería como un creciente
desinterés o disgusto por la política y es percibido como parte de un déficit emo- cional en la comunicación política. Es de- cir: el fallo en la comunicación de satisfa- cer un gusto contemporáneo por ciertos tipos de experiencias afectivas.
Marzo - Abril 2013 19
Page 1 |
Page 2 |
Page 3 |
Page 4 |
Page 5 |
Page 6 |
Page 7 |
Page 8 |
Page 9 |
Page 10 |
Page 11 |
Page 12 |
Page 13 |
Page 14 |
Page 15 |
Page 16 |
Page 17 |
Page 18 |
Page 19 |
Page 20 |
Page 21 |
Page 22 |
Page 23 |
Page 24 |
Page 25 |
Page 26 |
Page 27 |
Page 28 |
Page 29 |
Page 30 |
Page 31 |
Page 32 |
Page 33 |
Page 34 |
Page 35 |
Page 36 |
Page 37 |
Page 38 |
Page 39 |
Page 40 |
Page 41 |
Page 42 |
Page 43 |
Page 44 |
Page 45 |
Page 46 |
Page 47 |
Page 48 |
Page 49 |
Page 50 |
Page 51 |
Page 52 |
Page 53 |
Page 54 |
Page 55 |
Page 56 |
Page 57 |
Page 58 |
Page 59 |
Page 60 |
Page 61 |
Page 62 |
Page 63 |
Page 64 |
Page 65 |
Page 66 |
Page 67 |
Page 68