This page contains a Flash digital edition of a book.
[


THE BEST IS YET TO COME


no, os he escuchado, he aprendido cosas de vosotros, y habéis hecho que sea mejor presidente. Con vuestras historias y vuestras luchas, regreso a la Casa Blanca más decidido y más inspirado que nunca sobre la tarea que nos aguarda y el futuro que tenemos por delante.”


Y… ¿por qué lo hace? Porque su discurso, implícito, lle- Barack y Michelle Obama en Dubuque, Iowa—Agosto 8 www.flickr.com/photos/barackobama-


dotcom Esta foto con el mensaje “Four more years” fue publicada en la página de Twitter oficial de Barack Obama @BarackObama


LOS DISCURSOS DE OBAMA TIENEN EL PODER DE CAMBIAR EL MUNDO. SON PALABRAS QUE MUEVEN MONTAÑAS. NO ES UNA ILUSIÓN. NI UN ARCHIVO EN MP3


QUE PODEMOS ESCUCHAR ATENTOS MIENTRAS SUJETAMOS EL CORAZÓN CON LA MANO CUANDO NOS ENCONTREMOS REZAGADOS. NO. LAS PALABRAS DE OBAMA CONECTAN, EMOCIONAN Y MOVILIZAN.


Hablar de posiciones es también un mérito en este 24


STORY TELLING


El recurso, quizás, más utilizado en la campaña electoral de Obama. El contar una historia, historias… Ejemplificar una y otra vez con hechos, casos


reales. Contarlos. Conectar con ello.


discurso. Hablamos de sociedades que crecen, no estra- tos que se rompen. Obama quiere captar la atención en esto también. Porque mientras otros países desean des- trozar a las clases medias, otros quieren hacerlas más fuertes, potenciando la igualdad por encima de todo. Hay otros países que sienten que cuando el hijo del eba- nista puede estudiar y ser médico o científico, le está quitando el puesto a un hijo de un “rico”. ¿Solución? Una educación más cara para que el hijo del ebanista siga siendo ebanista y no pueda optar a una educación de calidad ni a un puesto diferente al tradicional heredita- rio. Para que no se les rompan las clases en vez impulsar la igualdad justa, el procomún. ¿No pasa el progreso por unir fuerzas en vez de separarlas? ¿Cómo no iba a estar este mensaje en el discurso de Obama? “Y, tanto si me habéis dado vuestro voto como si


Ángela Paloma Martín Fernández. Periodista y Consultora Política Master en Comunicación Política y Corporativa por la Universidad de Navarra y la George Washington University.


Doctoranda en Análisis y Evaluación de Procesos Políticos y Sociales @anpamar


angela@angelapaloma.com www.angelapaloma.com


va repetida una y otra vez las palabras “lo mejor está por llegar”. Él cree en eso, cree en lo que dice. Y por ello se pro- duce algo tan sencillo, pero tan complicado, como la pro- yección de la credibilidad, la proyección de la confianza. Pero hay algo más. ¿Qué? La escucha. Ningún presidente podría ser presidente sin escuchar al pueblo. Podría decir que lo escucha, sí. Pero ninguna lograría serlo de verdad sin escucharlo… Y porque lo escucha, quiere hacerlo par- tícipe, activo de la política, no pasivo y receptor. Activo: “Pero eso no significa que vosotros hayáis terminado. El papel del ciudadano en nuestra democracia no acaba con el voto. Estados Unidos no se ha movido nunca en función de lo que otros pueden hacer por nosotros”.


Ha quedado claro que los discursos de Obama tie- nen el poder de cambiar el mundo. Son palabras que mueven montañas. No es una ilusión. Ni un archivo en mp3 que podemos escuchar atentos mientras sujeta- mos el corazón con la mano cuando nos encontremos rezagados. No. Las palabras de Obama conectan, emo- cionan y movilizan. Y eso es lo que las hace únicas.


“Y lo vi el otro día, en Mentor, Ohio, donde un padre


contó la historia de su hija de ocho años, cuya larga bata- lla contra la leucemia habría arruinado a su familia… (…) Tuve ocasión de hablar con su padre y de conocer a esa increíble niña. Y, cuando el padre contó su historia a la multitud que le escuchaba, todos los padres del público teníamos los ojos llenos de lágrimas, porque sabíamos que su hija podía ser una de las nuestras”.


Storytelling, el recurso, quizás, más utilizado en la campaña electoral de Obama. El contar una historia, historias… Ejemplificar una y otra vez con hechos, casos reales. Contarlos. Conectar con ello. Mostrar la realidad, su realidad, su familia, su abuelo, su abuela, su esposa, sus hijas y… también su perro. Narrar la historia de su país para convertirla en su motivo de trabajo. Y en pe- queñas frases en su discurso, no deja de incorporar pa- labras carentes de silencios y llenas de exclamaciones, palabras positivas: amor, generosidad… Modulando la melodía, un tono adecuado, un encaje casi perfecto. Y… lágrimas. Como las que le dedicó a su equipo cuando se emocionó, porque las lágrimas también son política: acompañan al candidato, lo hacen más cercano, mues- tra lo más sensible de él, lo que más les duele, lo que más les llena y emotiva, y lo que menos también. Siem- pre que ese llanto sea, por supuesto, sincero y sentido en el momento. Obama estaba orgulloso. Y agradecido. Y lo sentía. Sencillamente…: cuatro años más.


Enero - Febrero 2013


[


Page 1  |  Page 2  |  Page 3  |  Page 4  |  Page 5  |  Page 6  |  Page 7  |  Page 8  |  Page 9  |  Page 10  |  Page 11  |  Page 12  |  Page 13  |  Page 14  |  Page 15  |  Page 16  |  Page 17  |  Page 18  |  Page 19  |  Page 20  |  Page 21  |  Page 22  |  Page 23  |  Page 24  |  Page 25  |  Page 26  |  Page 27  |  Page 28  |  Page 29  |  Page 30  |  Page 31  |  Page 32  |  Page 33  |  Page 34  |  Page 35  |  Page 36  |  Page 37  |  Page 38  |  Page 39  |  Page 40  |  Page 41  |  Page 42  |  Page 43  |  Page 44  |  Page 45  |  Page 46  |  Page 47  |  Page 48  |  Page 49  |  Page 50  |  Page 51  |  Page 52  |  Page 53  |  Page 54  |  Page 55  |  Page 56  |  Page 57  |  Page 58  |  Page 59  |  Page 60  |  Page 61  |  Page 62  |  Page 63  |  Page 64  |  Page 65  |  Page 66  |  Page 67  |  Page 68  |  Page 69  |  Page 70  |  Page 71  |  Page 72  |  Page 73  |  Page 74