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66 FORMACIÓN CONTINUA


Lesiones oculares producidas por la procesionaria del pino en perros


Se realizó un estudio retrospectivo en perros para describir las lesiones oculares inducidas por la procesionaria del pino y la histopatología asociada, así como el tratamiento y la evolución.


Daniel Costa, PhD, MSc, DVM1 Javier Esteban, DVM1 Sanz, DVM2


Eduardo Huguet, DVM4 1Oftalmología Veterinaria Ocaña 2Oftalmología Veterinaria Bellavista


Visionvet 3Clínica Veterinaria San Bernardo 4Oftalmovet Oftalmología Veterinaria Imágenes cedidas por los autores


La oruga procesionaria del pino (PP) es la etapa larval de la polilla Thaumetopoea pityocampa. Estos insectos son endémicos de los bosques de pinos del sur de Europa y del Mediterráneo en zonas rurales y urbanas, pero en los últimos años se han ido desplazando hacia el norte, debido al calentamiento global [1-5]. Solo los tres últimos estadios larvarios tienen pelos urticantes de unas 150-200 micras. Estos pelos se pueden soltar con facilidad, dispersarse y ser arrastrados por el viento [6]. Al inicio de la primavera, la última etapa larval cae de los pinos y camina en procesión por el suelo (figura 1). Las lesiones oculares son más frecuentes en esta época [7].


La patogénesis de las lesiones se podría deber a la irritación mecánica, a la hipersensibilidad mediada por IgE o a la toxicidad producida por la liberación de thaumatopina (una proteína urticante específica que se ha comprobado que causa una reacción urticante en la piel del cerdo) [6,8-15]. Las lesiones más comunes en humanos son urticaria de contacto y erupciones papulares en la piel, pero también se ha descrito afectación ocu- lar y del tracto respiratorio [3,11,16-20]. En los perros, los pocos artículos publi- cados sobre la PP señalan que la lesión más común es la glositis y necrosis de la lengua, aunque también hacen una breve referencia a la afectación ocular y del tracto respiratorio [21-23].


En oftalmología humana la PP es una causa bien reconocida, aunque poco fre- cuente, de lesión ocular [3,17,20,24]. Sin embargo, hasta donde conocen los auto- res, las lesiones oculares no se han descrito en profundidad en oftalmología veterinaria. El propósito de este estudio fue describir, por primera vez en los perros, las lesiones


Figura 3. Progresión de un caso con queratitis no ulcerativa y uveítis secundaria a los pelos de T. pityocampa. Se puede ver el infiltrado celular caracterís- tico en forma de media luna. (A) Imagen en la presentación inicial; (B) Una semana después; (C) Dos semanas después.


Fármacos utilizados en el tratamiento tópico de las lesiones oculares causadas por la procesionaria del pino


Fármaco Antibiótico Gramicidina/neomicina/polimixina B


Figura 4. Hiperemia conjuntival y quemosis gra- ve secundaria a los pelos de T. pityocampa. En algunos casos se observó afectación conjunti- val, pero se resolvió rápidamente después de comenzar el tratamiento médico.


oculares inducidas por la procesionaria del pino y la histopatología asociada, así como el tratamiento y la evolución.


Materiales y métodos Se revisaron los registros médicos de cua-


tro clínicas veterinarias españolas (Oftalmo- logía Veterinaria Ocaña, Madrid; Clínica de Oftalmología Veterinaria Bellavista Vision- vet, Sevilla; Clínica Veterinaria San Bernardo, San Sebastián; y Oftalmovet Oftalmología Veterinaria, Valencia) para identificar a todos los perros con signos oculares de contacto con PP. Los criterios de inclusión consistie- ron en perros procedentes de zonas endé- micas que presentaban lesiones oculares en las que se encontraron pelos de la PP durante el examen oftalmológico (figura 2). Los datos recogidos incluyeron edad, sexo, raza, ojo afectado, lesiones oculares, trata- mientos, tiempo para la resolución de los signos clínicos y resultado final. Para el análisis estadístico de los datos se utilizó estadística descriptiva (medias y fre-


Antiinflamatorio Ciclopléjico


Ketorolaco trometamina Diclofenaco Bromfenaco Nepafenaco Dexametasona


Clorhidrato de ciclopentolato 1 %


cuencias), t-test y prueba de Chi-cuadrado cuando fuera aplicable. Todos los análisis estadísticos se realizaron con el programa SPSS versión 20 (IBM) y asumiendo un error tipo I de 0,05 a dos colas.


Resultados


Un total de 140 perros cumplieron los criterios de inclusión: 120 de la zona cen- tral (Madrid), 13 de la zona sur (Andalu- cía), seis de la zona norte (Gipúzkoa) y uno de la zona este (Valencia). Los perros tenían entre 4 meses y 13 años de edad, con una edad media de 4,2 años; el 66 % eran machos y el 34 % hem- bras (p = 0,008). Las razas más comunes fueron Cocker Spaniel (21,88 %) y mestizos (21,88 %), seguidos por Beagle (7,81 %), Yorkshire Terrier (6,25 %) y Labrador Retriever (6,25 %) (p <0,05). Ambos ojos se vieron afectados en el 13,71 % de los casos; el ojo izquierdo en un 45,09 % y el derecho en un 41,20 %. No hubo significación esta- dística respecto al ojo afectado (p = 0,766).


Atropina 1 %


Tobramicina Cloranfenicol


Dosis sugerida


Tres o cuatro veces al día


De dos a seis veces al día


Una o dos veces al día Lesiones oculares


El signo ocular más común fue queratitis con infiltrado celular blanco en forma de media luna o circular (98,57 % [n = 138]) (figura 3), seguido por uveítis


(78,57 % [n = 110]), hiperemia conjuntival y quemosis (33,57 % [n = 47]) (figura 4), blefaritis (8,57 % [n = 12]) y úlceras cornea- les (2,86 % [n = 4].


Tratamiento y evolución


La eliminación de los pelos por hidropul- sión con solución salina seguido por trata- miento médico tuvo éxito en un 99,29 % (n = 139) de los casos. El tratamiento médico incluyó antibióticos tópicos (tobramicina, cloranfenicol


o ; ; Fernando ; Jorge Vergara, DVM3 ;


anterior


gramicidina/neomicina/


polimixina B), fármacos antiinflamatorios (ketorolaco


trometamina, diclofenaco,


bromfenaco, nepafenaco o dexameta- sona) y agentes ciclopléjicos (atropina o clorhidrato de ciclopentolato). En algunos casos, dependiendo del veterinario y de la gravedad de los signos clínicos, se utiliza- ron antibióticos (doxiciclina) y/o fármacos antiinflamatorios (robenacoxib o predniso- lona) sistémicos (ver tabla). Solo uno de los casos requirió cirugía


Figura 1. Última etapa de larva de la polilla T. pityocampa caminando en procesión por el suelo des- pués de caer de los pinos a principios de primavera.


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Figura 2. Varios pelos de T. pityocampa en la superficie de la córnea (flechas). En la parte inferior de la imagen se ve un flash de la cámara.


reconstructiva de la córnea para tratar una úlcera estromal profunda. Esta lesión fue eliminada por queratectomía superficial y se suturó un injerto pediculado conjuntival en el defecto. El tejido extirpado se exa- minó histológicamente. La resolución completa de los signos clínicos se produjo entre 15 y 30 días des- pués de la presentación en todos los casos, a excepción de un paciente. Este fue diag- nosticado de endoftalmitis que se controló mediante tratamiento médico con enro- floxacina y robenacoxib, pero dio lugar a ceguera total.


t


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