62 EN PORTADA / DIAGNÓSTICO EN DERMATOLOGÍA
Perro
Tabla 6. Actitudes típicas de un animal con atopia. Gato
miembros anteriores. Morderse los muslos.
Lamerse la zona dorsal y distal de los miembros y entre los dedos.
-
Frotarse la cara, principalmente párpados y labios (figura 4).
- Arrastrar la zona perineal. Rascarse por detrás de las orejas.
Morderse la zona ventral de los espacios interdigitales, principalmente en los
-
Lamerse la zona dorsal y distal de los miembros y entre los dedos.
Lamerse en los flancos y morderse arrancándose pelos.
Frotarse la cara, principalmente párpados y labios.
Lavarse la cara con los miembros anteriores provocándose excoriaciones.
- Rascarse por detrás de las orejas.
en un estudio (Wilhelm, Novalik y Favrot, 2010) se ha confirmado que existen patro- nes fenotípicos típicos en ciertas razas. Algunas conclusiones de este estudio son, por ejemplo, que el Bulldog Francés puede tener una edad de presentación de la dermatitis atópica más temprana. El West Highland White Terrier y el Shar Pei son razas que se caracterizarían frecuente- mente por la afección de la zona dorsal, y el Pastor Alemán por la afección de los codos. Lógicamente estamos ante el inicio de un estudio que deberá ampliarse.
Diagnóstico diferencial Se realiza con el fin de excluir otras cau-
sas de prurito. Se incluyen unas u otras patologías en función de que el paciente sea un perro o un gato.
En el perro • Dermatitis alérgica a la picadura de
pulgas. • Reacción adversa a los alimentos. • Escabiosis (sarna sarcóptica).
• Otras infestaciones pruriginosas pro- ducidas por ácaros. • Infección bacteriana por estafilococos. • Dermatitis por Malassezia. • Dermatitis por contacto. • Dermatitis por picadura de insectos. • Reacción cutánea a los medicamentos.
En el gato • Reacción adversa a los alimentos. • Dermatitis alérgica a la picadura de la
pulga. • Dermatofitosis. • Enfermedades parasitarias (sarna oto- déctica, sarna notoédrica, pediculosis). • Dermatitis por picadura de insectos. • Alopecia psicógena. • Reacción cutánea a los medicamentos.
Pruebas de alergia La finalidad de estas pruebas es identifi-
car los alérgenos responsables de las mani- festaciones clínicas. Esto permite, en parte, confirmar un diagnóstico clínico, sea DA o DSA, aunque sobre todo permite realizar una inmunoterapia específica y/o evitar la exposición a estos alérgenos. Deben realizarse al mes siguiente de la estación en que más se agrava la enfer- medad.
Recomendaciones para evitar la exposición a los alérgenos
Para reducir el contacto con los ácaros del polvo • Aspirados especiales de la casa, utilizando preferentemente aspiradoras sin bolsa o de vapor.
• Mantener las habitaciones bien ventiladas, reducir la humedad con deshumidi- ficadores.
• Emplear aerosoles acaricidas. • No sacudir alfombras y mantas en presencia del animal. • Lavar la ropa del animal con agua bien caliente y secarla en secadora caliente. • Emplear ultrasonidos para prevenir la acumulación de ácaros en la casa. • Renovar el filtro del aire acondicionado. • Evitar los juguetes de peluche.
Para reducir el contacto con los pólenes • Realizar cambios de lugar, evitando paseos por zonas de arboledas reactivas. • Utilizar aire acondicionado con filtros. • Evitar los paseos a las horas de mayor índice polínico en el ambiente (7 a 10 y 19 a 22 horas).
• Evitar ponerse cerca de césped recién cortado. • Cerrar las ventanas y no salir los días de viento. • Bañar a los animales inmediatamente después de una salida.
Para reducir la exposición a epitelios de diferentes especies • Existe un producto a base de alantoína, colágeno y pantenol que se aplica sobre la piel del perro o gato y reduce la descamación epitelial de los animales. Esto favorece a los dueños alérgicos o a otro animal alérgico a las células epiteliales.
Para reducir la exposición a ácaros del almacenamiento • Utilizar sacos de pienso pequeños. • Almacenar el alimento en zonas secas. • Poner raciones de pienso en recipientes al vacío. • Congelar el pienso en raciones. • Comida húmeda.
mastocitos y provocan la desgranula- ción de estas células y la liberación de diferentes mediadores de la inflamación (histamina, serotonina, etc.). Al cabo de unos 10-15 minutos se produce una reacción cutánea (habón) en el punto de inyección (figura 5). La prueba intradérmica es muy sensi-
ble y permite obtener resultados (alérge- nos responsables de la enfermedad) muy rápidamente. Como inconveniente señalar que se trata de una prueba laboriosa, que necesita de entrenamiento, delicada de realizar y de interpretar. El animal debe estar libre de tratamien- tos en los siguientes periodos: • Antihistamínicos: 4 días antes. • Prednisona: 3 semanas antes.
La mayoría de pruebas serológicas que detectan IgE alérgeno-específicas presentan una buena sensibilidad y especificidad cuando se las compara con la prueba intradérmica.
Figura 4. Afección facial en un perro atópico.
Estas pruebas miden principalmente el nivel de IgE, que es el anticuerpo princi- pal responsable de la dermatitis atópica. Este anticuerpo va adherido fundamen- talmente a la pared de los mastocitos y basófilos en unos receptores específicos de gran afinidad. Existen dos pruebas de alergia: la intra-
dérmica (in vivo) o IDR y la serológica (in vitro).
Prueba intradérmica La prueba intradérmica se viene utili- zando durante décadas tanto en medi- cina humana como en veterinaria. Se la considera la gold standard de las pruebas alérgicas. La mayoría de dermatólogos veterinarios la utilizan de forma primaria con el fin de confirmar un diagnóstico de dermatitis atópica.
El fundamento de esta prueba intra- Figura 5. Prueba intradérmica o IDR. 178
dérmica es reproducir localmente el proceso de hipersensibilidad, mediante la inyección en la dermis de diferentes alérgenos. Estos interaccionan con las IgE específicas que están unidas a los
• Corticoesteroide depot: 3 meses antes. • Ácidos grasos omega-3 y omega-6: 10 días antes.
Esta prueba puede realizarse sin sedación, aunque si es necesario tranquilizar al animal, los sedantes recomendados son los agonis- tas α2
-adrenérgicos.
Prueba serológica Las pruebas serológicas permiten detec- tar y cuantificar las IgE alérgeno-específicas presentes en la sangre del animal, frente a un panel de alérgenos clínicamente rele- vantes. Estas pruebas pueden basarse en la técnica ELISA (enzimoinmunoanálisis de adsorción), en el RAST (prueba de radioa- lergoadsorción) y en la prueba del recep- tor específico de mastocitos Fcε. En la actualidad, la mayoría de pruebas
serológicas que detectan IgE alérgeno- específicas presentan una buena sensibili- dad y especificidad cuando se las compara con la prueba intradérmica. Una vez realizada la prueba, a partir de
los resultados positivos, debemos deter- minar en cada caso los posibles alérgenos
implicados en la enfermedad y por tanto cuáles debemos incluir en la inmunote- rapia. Para ello, debemos conocer algu- nos datos importantes como si la atopia es o no estacional, el hábitat del animal y qué posibles alérgenos puede haber en el medio ambiente. En las pruebas serológicas los cortico-
esteroides tienen menos efecto negativo y los antihistamínicos no lo tienen. En algunas ocasiones los resultados pueden ser negativos y esto puede signifi- car tres situaciones: 1. Dermatitis similar a la atopia (meca- nismos celulares o de autoinmunidad). 2. No corresponder los antígenos reales con los de la batería disponible. 3. Umbral de detección de IgE dema- siado alto.
Medidas terapéuticas
A pesar de no existir en la actualidad un tratamiento curativo para la dermatitis ató- pica, disponemos de una serie de medidas terapéuticas que ayudan a atenuar la enfer- medad y permiten a los pacientes tener una buena calidad de vida. La desensibi- lización producida por la inmunoterapia podría considerarse una forma de curación, aunque sólo en referencia a los alérgenos inoculados. La enfermedad como tal y la reacción exagerada ante posibles nuevos alérgenos continúa de la misma manera. El control terapéutico de la dermatitis atópica se apoya en la combinación de una serie de medidas como son: • Evitar la exposición a los alérgenos del medio ambiente o evitar al máximo el contacto con ellos. En teoría es la mejor terapia, sin embargo, en la práctica, esto no es posible o es difícil de realizar. • Tratamiento sintomático antiinflama- torio y antimicrobiano. • Inmunoterapia específica (hiposensi- bilización) como tratamiento etiológico. En cualquier caso sí podemos tomar
algunas medidas generales de control, dependiendo de la naturaleza del alérgeno ofensivo, con el objetivo de mejorar la sin- tomatología del animal.
t
Page 1 |
Page 2 |
Page 3 |
Page 4 |
Page 5 |
Page 6 |
Page 7 |
Page 8 |
Page 9 |
Page 10 |
Page 11 |
Page 12 |
Page 13 |
Page 14 |
Page 15 |
Page 16 |
Page 17 |
Page 18 |
Page 19 |
Page 20 |
Page 21 |
Page 22 |
Page 23 |
Page 24 |
Page 25 |
Page 26 |
Page 27 |
Page 28 |
Page 29 |
Page 30 |
Page 31 |
Page 32 |
Page 33 |
Page 34 |
Page 35 |
Page 36 |
Page 37 |
Page 38 |
Page 39 |
Page 40 |
Page 41 |
Page 42 |
Page 43 |
Page 44 |
Page 45 |
Page 46 |
Page 47 |
Page 48 |
Page 49 |
Page 50 |
Page 51 |
Page 52 |
Page 53 |
Page 54 |
Page 55 |
Page 56 |
Page 57 |
Page 58 |
Page 59 |
Page 60 |
Page 61 |
Page 62 |
Page 63 |
Page 64 |
Page 65 |
Page 66 |
Page 67 |
Page 68 |
Page 69 |
Page 70 |
Page 71 |
Page 72 |
Page 73 |
Page 74 |
Page 75 |
Page 76 |
Page 77 |
Page 78 |
Page 79 |
Page 80 |
Page 81 |
Page 82 |
Page 83 |
Page 84 |
Page 85 |
Page 86 |
Page 87 |
Page 88 |
Page 89 |
Page 90 |
Page 91 |
Page 92 |
Page 93 |
Page 94 |
Page 95 |
Page 96 |
Page 97 |
Page 98