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Campañas Negativas, Negras y Guerra Sucia


que no serán cum- plidas. La campa- ña negativa, como complemento de la campaña positi- va, permite reforzar mensajes y definir posicionamientos; informa y exige, a la vez, la partici- pación del votan- te en el ejercicio mental de separar lo superficial de lo valioso dentro de cada propuesta, en el ejercicio de des- cubrir la naturaleza humana detrás de candidatos acarto- nados y de sonrisas constantes. El gran proble-


ma de la campaña negativa es que exige una gran res-


Campaña negativa, por otra parte, es aquella que


se enfoca en destacar los defectos del adversario, de su partido o de su plataforma política. La campaña negativa, en sentido estricto, debería de ser parte esencial de cualquier sistema democrático: la dialé- ctica de una campaña obliga a un diálogo constante en el que se contraponen argumentos y propuestas, y se iluminan los aspectos de candidatos y campañas que de alguna manera permanecen en la obscuridad. La campaña negativa, en realidad, puede imprimir di- namismo a los procesos electorales, al permitir que los rivales se midan y contrasten para que el electora- do sea capaz de tomar decisiones informadas. Una campaña electoral sin campañas negativas,


en la que cada uno de los contendientes se limita a ensalzar sus propios atributos, se convertiría en una feria de vanidades. Una exhibición de fuerza, un des- pliegue mediático, una competencia para ver quién es capaz de poner más oropel alrededor de un can- didato. Sería una venta de productos, más que una exposición de proyectos. Inyección vacía de recur- sos, concurso de frases rimbombantes y promesas


ponsabilidad por parte de los estrategas de campaña, de los candidatos y de la misma autoridad. Responsa- bilidad que debe de mostrarse al establecer un límite que no debería traspasarse: el límite impuesto por la razón misma. La campaña negativa nunca debe de sobrepasar la línea de la calumnia y la difamación. La línea que separa una campaña negativa de una campaña negra. Y a pesar de que, en ocasiones ésta línea puede ser muy delgada, los ejemplos de cam- paña negra son más que claros. Expedientes del pa- sado que afloran en los momentos más oportunos; escándalos relativos a su vida privada o preferencias sexuales; relación con personajes de reputación cues-


Una campaña electoral sin campañas negativas, en la que cada uno de los contendientes se limita a ensalzar sus propios atributos, se convertiría en una feria de vanidades.


Septiembre 2011 Campaigns&Elections 23


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