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40 El rincón de Intervet Schering-Plough

SRB en terneros

Prevención vacunal y manejo tras la llegada al cebadero

Para una correcta prevención frente al SRB, se debe procurar a los animales las condiciones ambientales más adecuadas después de su llegada al cebadero y establecer un plan profiláctico específico.

un mínimo de una vez a la semana. De no ser así, debe establecerse una cuarentena de al menos dos semanas antes de juntar los nuevos terneros con los demás. Jamás deben mezclarse los animales recién lle- gados con los que ya están adaptados a la explotación. Las consecuencias pueden ser nefastas para ambos grupos.

Profilaxis vacunal

La profilaxis vacunal es, hoy en día, una estrategia de prevención del todo acep- tada en el manejo de los cebaderos. Sin embargo, no es posible establecer una pauta de vacunación universal. En reali- dad los planes profilácticos deben esta- blecerse a la carta, ya que existen, como hemos comentado, multitud de factores que influyen de manera decisiva tanto en la cronología del programa, como en los diferentes tipos de vacunas, antibióticos y antiparasitarios que deben ser utilizados. En las condiciones de producción

de nuestro país la profilaxis vírica debe comprender ineludiblemente al menos el virus Respiratorio Sincitial y el virus de la Parainfluenza 3, ya que son los dos agen- tes víricos no sólo más corrientes sino los más peligrosos para la salud respiratoria.

Manuel Cerviño López1 , José Miguel Gutiérrez Merelles2

y Enrique Calvo López-Guerrero3

1

Gerente Técnico de Rumiantes. 2Especialista Técnico de Cebo 3Director Técnico

Intervet Schering–Plough A.H. Imágenes Albéitar

Los terneros de cebo alojados en naves deben disponer de al menos un volumen de aire estático de 20 a 25 m3 por cabeza.

En otras ocasiones hemos atendido a los diferentes factores relacionados con el estrés a la llegada, así como a la impor- tancia y al manejo de una adecuada pauta de prevención antibiótica en la preven- ción del SRB en terneros. Pero tal y como comentamos entonces, el SRB es un pro- ceso patológico muy complejo, en el que intervienen otros muchos factores y en el que debemos actuar, además, con otras herramientas. Los problemas no termi- nan una vez manejado adecuadamente el estrés o tras aplicar una correcta pauta de prevención antibiótica. Existen otros fac- tores y, sobre todo, otras herramientas de los que trataremos a continuación.

Manejo tras la llegada al cebadero

Tras la descarga de los animales en el ce- badero y el tratamiento de los enfermos, los terneros deben ser alojados en un parque limpio, cómodo y con agua de ca- lidad a disposición. Así mismo, deben te- ner acceso a una fuente de fibra también de buena calidad, ya sea a base de heno de calidad o de paja de cereal igualmente buena, además de un pienso con un alto porcentaje de fibra bruta (FB). Debe procurarse a los animales las condiciones ambientales más adecuadas (3, 4).

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El alojamiento

En cuanto al tipo de alojamiento, no existe una regla fija pero sí están perfectamente definidas cuáles son las condiciones que debe cumplir un entorno sano. Los aloja- mientos deben poseer una adecuada ven- tilación, suficiente espacio en superficie y volumen para el animal, una adecuada iluminación y una tasa de renovación de aire capaz de mantener optimizadas las condiciones de humedad, temperatura, el microbismo adecuado y la menor con- centración de gases de efecto irritante. Además, las condiciones ambientales creadas por los alojamientos poseen una directísima repercusión en los índices productivos (1).

La temperatura óptima se estima en torno a los 15-18 ºC.

La temperaura

Los terneros son animales que soportan bien las bajas temperaturas, hasta 0 ºC con cama caliente, y es cuando la tempe- ratura es alta cuando aparecen mayores problemas, por encima de los 30 ºC. El óptimo se estima en torno a los 15-18 ºC, aunque está en función de la humedad relativa del aire. El disconfort térmico es una de las primeras causas de estrés en los cebaderos.

Renovación del aire

Debe procurarse la adecuada tasa de re- novación del aire, sin crear corrientes, ya que éstas sí se relacionan con la aparición

de nuevos brotes de SRB. La velocidad del aire debe oscilar entre 0,2 y 0,4 m/s, en función de la temperatura y humedad. La finalidad es disminuir el microbismo am- biente y mantener bajas las concentracio- nes de los gases generados (amoniaco<15 ppm, sulfuro de hidrógeno<10 ppm y polvo ambiental<10 a 25 mg/m3

). La tasa

de renovación del aire debe estar entre 20 y 250 m3

/animal/hora (6).

Manejo de los lotes

Para el comienzo del engorde debe optar- se por el sistema de “todo dentro, todo fuera” siempre que sea posible (7), con una esmerada limpieza y desinfección en- tre lote y lote, aireando las instalaciones

El hacinamiento

Es imprescindible evitar el hacinamiento. Los terneros de cebo alojados en naves deben disponer de al menos un volumen de aire estático de 20 a 25 m3

por cabe-

za. En una nave de una altura de 4 m de pilar cada ternero dispone de al menos 4,5 a 5 m2

(3, 5, 6). La importancia de evitar el hacinamiento se demuestra espe-

cialmente en los momentos en los que, por razones de mercado, entran menos animales en la explotación, con el consiguiente aumento de m2

por cabeza. Es en

estos periodos cuando el porcentaje de enfermedad, recaídas y terneros crónicos desciende con respecto a los periodos en los que el cebadero está al 100% de su capacidad, con los consecuentes ahorros en medicaciones, trabajo, etc. Los terneros son seres tremendamente jerárquicos y tienden a mantener este orden en el corral de manera constante. La falta de espacio acentúa este com- portamiento y supone un factor de estrés importante, además de incrementar la densidad microbiana, hacer insuficiente el caudal de ventilación y generar un exceso de gases respiro-nocivos y vapor de agua. La densidad demasiado baja aporta beneficios sólo hasta cierto punto, ya que genera una producción de calor insuficiente, insuficiente movimiento de aire y sensación de disconfort. No obstante, y desde el punto de vista de la enfermedad respiratoria, es siem- pre preferible pecar por exceso de espacio disponible que por defecto.

El uso de vacunas frente al virus del

IBR debe valorarse en cada ocasión ya que, a pesar de tratarse de un agente alta- mente respiro-nocivo, es poco frecuente en los cebaderos. En cualquier caso, si la decisión fuese la de aplicar vacunas a la entrada al cebadero frente a este agente, nuestra recomendación es la de utilizar

Los planes profilácticos deben establecerse a la carta, ya que existen multitud de factores que influyen de manera decisiva. Page 1  |  Page 2  |  Page 3  |  Page 4  |  Page 5  |  Page 6  |  Page 7  |  Page 8  |  Page 9  |  Page 10  |  Page 11  |  Page 12  |  Page 13  |  Page 14  |  Page 15  |  Page 16  |  Page 17  |  Page 18  |  Page 19  |  Page 20  |  Page 21  |  Page 22  |  Page 23  |  Page 24  |  Page 25  |  Page 26  |  Page 27  |  Page 28  |  Page 29  |  Page 30  |  Page 31  |  Page 32  |  Page 33  |  Page 34  |  Page 35  |  Page 36  |  Page 37  |  Page 38  |  Page 39  |  Page 40  |  Page 41  |  Page 42  |  Page 43  |  Page 44  |  Page 45  |  Page 46  |  Page 47  |  Page 48  |  Page 49  |  Page 50  |  Page 51  |  Page 52  |  Page 53  |  Page 54  |  Page 55  |  Page 56
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