El caso del 15M en España
Esta energía del activismo y ganas de participación se ha hecho presente en las manifestaciones del 15-M porque no había otra manera eficaz de expresar esta indignación. Los organizadores de AcampadaSol siguen manifestándose en la vía pública, asimismo siguen con sus asambleas y comunicaciones a pesar de que la cobertura de la prensa ya ha pasado para enfocarse en la crisis sanitaria de los pepinos.
dos han incorporado varias formas del “ciberactivis- mo” en sus campañas, algo que ha servido de forma muy conveniente y fácil para fingir una participación más profunda pero las manifestaciones del 15-M nos demuestran que eso no ha dejado satisfechos a los que quieren participar. Sin embargo, ha habido algunos esfuerzos en
algunos organismos políticos que son una señal positiva y renovadora que demuestran que la gen- te se está movilizando para participar y luchar por su partido. Por ejemplo, en el PSOE la movilización de voluntarios es central por la necesidad de captar 22.000 de avales en unas semanas. Es un reto claro que resuena con los militantes que creen mucho en los valores del PSOE y a la vez están enfadados con el sistema de elegir candidatos: pasión y enfado, el deseo de cambiar algo, ingredientes muy potentes y necesarios para el activismo. De la misma manera, existe la movilización por
necesidad en el nuevo partido UPyD que ha gana- do 152 concejales en su primera elección municipal. Fernando Maura, Responsable de Política Interna- cional de UPyD afirmó que “en nuestra campaña el ciudadano tiene un papel” y que ganaron a través de la acción a “nivel del calle” porque los medios no les hacen caso. Desde su principio en 2007, este partido nuevo no tenía otra opción que apoyarse en volun- tarios sobre todo, porque su financiamiento está de- terminado en función de la votación obtenida en la elección anterior—algo que hace la creación de un partido nuevo un desafío muy importante. Pero una cosa es movilizar a los activistas por ne-
cesidad y otra intentar cambiar un sistema arraiga- do. “Pero las primarias en España no son primarias” me regañó uno de los hombres mayores que típica- mente dominan las tertulias en TV Intereconomía que frecuento últimamente. Es importante entender
que las primarias en Estados Unidos son algo relati- vamente nuevo, y este cambio fue ganado a través del activismo y a las manifestaciones violentas de la Convención Demócrata de 1968. Hubert Humphrey ganó la nominación a pesar de las victorias en las pri- marias del candidato anti-guerra de Vietnam Eugene McCarthy. El resultado fue una comisión del partido Demócrata que decidió establecer nuevas reglas para asegurar más participación y posteriormente, los estados adoptaron sus recomendaciones para los dos partidos. Hoy en día el sistema no es perfecto ni perfectamente democrático, por ejemplo, el papel de los famosos “super-delegados” en la primaria de Obama y Clinton de 2008 ha sido cuestionado. Esta energía del activismo y ganas de participa-
ción se ha hecho presente en las manifestaciones del 15-M porque no había otra manera eficaz de expre- sar esta indignación. Los organizadores de Acampa- daSol siguen manifestándose en la vía pública, asi- mismo siguen con sus asambleas y comunicaciones a pesar de que la cobertura de la prensa ya ha pasado para enfocarse en la crisis sanitaria de los pepinos. Lo más recomendable para ellos será quedarse
con algunos mensajes o acciones muy concretas y no caer en la idea utópica de una organización com- pletamente horizontal. Hace falta estructura, precisa- mente para que pueda ser un movimiento democrá- tico. También, si quieren cambio político habrá que consolidar su poder y hacerlo con votos. El objetivo es que posteriormente pueda utilizar esos votos para influir programas políticos, es decir hacer advocacy (promoción política) porque el activismo político no tiene sentido sin promoción política.
Alana Moceri es especialista en organización de acti- vistas además de impartir cátedra en la Universidad Europea de Madrid.
Julio 2011 Campaigns&Elections 42
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