turismo los mejores destinos
tipo balneario en zonas adyacentes a playas vírgenes o espacios protegidos de gran belleza medioambiental y paisajística. La población local se suele beneficiar más bien poco de este tipo de propuestas, casi siempre bajo la fórmula del ‘todo incluido’ y fruto de fuertes presiones especulativas y urbanísticas. Más allá de unas condiciones laborales discutibles para
aquellos que consiguen un trabajo directamente, se incremen- tan las desigualdades sociales, se produce un impacto brutal en la generación de residuos o en el consumo de recursos naturales como el suelo o el agua, un bien normalmente escaso en muchas zonas. Se fomenta el abandono de actividades tradicionales como la agricultura o la ganadería, necesarias para asegurar la subsistencia de muchas familias, por el efecto llamada que produce una nueva forma de generar ingresos fáciles, que nor- malmente acaban propiciando peores condiciones de vida para una amplia mayoría de población. Todo, fomentando un turismo en el que los extranjeros, principalmente europeos, conviven de la misma manera que lo harían en un complejo similar situado en sus países de origen, sin conocer la realidad del lugar que visi- tan y sin propiciar una interacción fructífera con sus habitantes.
A LA BÚSQUEDA DE UN EQUILIBRIO Entre la no inversión y una inversión megalómana por parte
de grandes multinacionales existen muchos términos medios y la realidad indica que la inversión extranjera sigue siendo nec- esaria en términos turísticos con algunos condicionantes. Así lo atestiguan profesionales como Carlos Boutureira, Santiago Ormeño, Paula Díaz o Mila Salvatierra, con experiencia sobre el terreno como voluntarios de la Organización Mundial del Turismo (OMT) o como consultores internacionales en países tan dispares y cercanos a la vez como Burkina Faso, Camerún, Níger, Lesoto, Botswana o Namibia. Dispares por sus diferen- cias geográficas, culturales y étnicas, incluso dentro de su pro- pio territorio, pero cercanos porque, en definitiva y a pesar de esa lejanía, se pueden trazar paralelismos entre los impactos positivos y negativos de la actividad turística. En palabras de Santiago Ormeño, “no se nos puede olvidar
que, por ejemplo, un país como Camerún no tiene demasiada cultura turística y cuenta con muy pocas personas formadas en turismo. Creo que es importante favorecer la presencia de em- prendedores extranjeros o proyectos que puedan trasferir ‘sa- ber hacer’”. En la misma línea se manifiesta Carlos Boutureira, para quien la inversión extranjera “es fundamental para una economía como la de Burkina Faso, aunque es necesario limi- tarla y sobre todo controlarla por parte de la Administración”. La realidad luego, ante el riesgo de casos de corrupción desgraciadamente bastante frecuentes, y la presión de las
MERCADO ESPAÑOL El mercado emisor español hacia el
África subsahariana no ha sido tradiciona- lmente uno de los más importantes. Las razones son diversas, pero podemos encon- trar algunas respuestas en la tardía reac- tivación económica de España debido a la dictadura franquista que hizo que los viajes (sobre todo de larga distancia) fueran un bien de lujo para la mayoría de la población con mayor incidencia que en nuestros veci- nos europeos. La casi testimonial presencia colonial española en el continente también influyó, al no establecerse significativos lazos lingüísticos, culturales o comerciales que propiciaran un mayor flujo de visitantes, sobre todo cuando el turismo comenzó a despuntar como una industria de expansión planetaria hace tres o cuatro décadas.
TURISMO EMISOR ESPAÑOL 1 Nigeria
2 South África 3 Senegal 4 Kenia
5 Zimbabwe
6 United Republic of Tanzania 7 Namibia 8 Mali
45,514 36,884 23,048 13,074 9,170 8,478 8,071 5,514
grandes transnacionales, no es tan idílica, por eso tal vez el modelo productivo alternativo puede ser, según Paula Díaz, “el de emprendedores extranjeros pequeños y medianos, siempre con la condición de ofrecer mejores condiciones laborales para la población local o de apoyar a otros emprendedores locales con menos recursos y oportunidades por sí solos, reinvirtiendo parte de sus beneficios en mejorar las condiciones de vida de la comunidad y fomentar un turismo a pequeña escala, en colabo- ración directa e indirecta con los habitantes del destino”. El mercado español emisor hacia África no ha sido tradiciona-
lmente de gran importancia. Esta es, sin embargo, una tendencia que poco a poco va cambiando. Existe un creciente interés por el continente africano por parte del viajero español, quien poco a poco está dejando atrás
CASAMANCE
Esta región al sur de Senegal ofrece turismo de playa y naturaleza.
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